El partido tuvo un punto de inflexión claro: el gol de Montenegro, a los 15 del segundo tiempo, marcó una bisagra en el trámite. Hasta allí y por lo hecho en el conjunto local, la historia parecía ser más favorable para los dirigidos por Oscar Martínez, que se vieron impactados por el gol, y dejaron atrás todo lo bueno que habían traslucido, en algunos pasajes del partido. Le cedieron la pelota al equipo de Ricardo Rodríguez, que no sólo administró bien el balón, sino también que supo estirar la diferencia, y redondear un resultado que vino acompañado por una bocanada de fútbol puro.
El primer capítulo había mostrado un trabajo más punzante del Deportivo Laferrere, en función del arco rival, ante la propuesta que entregaba este Talleres, que lejos de su nivel esperado, tenía inconvenientes para generar juego, sobre todo cuando la pelota no pasaba por los pies de Raúl Pérez. Los centros cruzados y el cambio de velocidad de Mancini y Bogado en el frente de ataque Villero, resultaron una complicación para el fondo Albirrojo, que cedió varios tiros de esquina, para poder interrumpir ese sistema de ataque.
En el primer periodo, las jugadas de peligro que generó Talleres, tan sólo tuvieron que ver con un disparo al arco mordido de Lucas Cariati; un remate sorpresivo de Adrián Iglesias, y un tiro libre de Dudy Pérez, que desvió el arquero Pablo González.
El complemento, pareció arrancar al mismo ritmo. Y con la misma iniciativa alimentada por el rival, que pretendía hacer uso de su condición de local, y meter al Tallarín contra las cuerdas. Sin embargo, Lafe no pudo durante el primer cuarto de hora, y lo pagó muy caro, al no haber sabido llegar con claridad al arco de Saranzotti.
Talleres había avisado con un cabezazo de Adrián Iglesias, que inexplicablemente y ante la ausencia del arquero, después de un centro pasado al segundo palo, terminó por encima del arco y no dentro del mismo. Pero por suerte, ese fue sólo un aviso de lo que se vendría, y no la última del juego.
Una corrida que nació en los pies de Dudy Pérez y fue administrada por Lucas Cariati, bastó para habilitar a Daniel Montenegro, que en cortada y saliendo del carril central, fue a buscar al vértice del área grande, y alcanzó a meter con rosca y en dirección al arco, ante la salida del arquero, para que Talleres cante el primero, y quiebre la sequía.
De allí en más, el partido fue otro. Fue otro, el Talleres que se vio en la cancha. Más agresivo; más ofensivo; más lucido a la hora de hilvanar juego, y mucho más concentrado y sacrificado, para aguantar el resultado. Ante un oponente que no encontraba espacios ni ideas, que ya no tenía encendido a Gabriel Mancini ni a Gustavo Gutiérrez. Así, el equipo de Rodríguez empezó a cerrar un pleito que ya le era favorable.
Y fue entonces como, aprovechando la dinámica del recién ingresado Marcos Doracio, pudo liquidar el partido, en otra maniobra donde Cariati y Montenegro habilitaron al juvenil volante, que recibió la dura infracción de Fernando Castro, la cual terminó en la sanción de un penal, por parte del árbitro Colombo. .Raúl Pérez canjeó por gol la falta, y Talleres se puso 2 – 0, en 32 minutos del segundo periodo.
Luego sólo hubo tiempo para que la visita se luzca, y hasta acumule méritos para engrosar un resultado que ya estaba cerrado, ante la incapacidad que mostraba su rival, para llegar con peligro hasta el arco de Saranzotti.
Triunfo de Talleres, y ahora sí a pelear arriba. Triunfo que esperanza, por lo visto en la última media hora, y que sirve para ahuyentar la mufa y los fantasmas, sumar confianza y rodaje, pensando en un elenco que debe sumar puntos para estar bien arriba en la tabla.