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Las cooperativas de barrido fueron “una pésima experiencia”

El intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, recibió a APLanús en su despacho municipal y dialogó sobre la actualidad del municipio, los proyectos y los errores y aciertos de su gestión, a pocos meses de cumplirse los primeros dos años de su mandanto.

En esta primera parte, el mandatario explica el conflictivo asunto de la recolección de residuos, realiza una autocrítica sobre la creación y el manejo de las cooperativas de barrido, y defiende el área de Acción Social y los principios del cooperativismo.

¿Cómo llega Covelia a ser responsable de las luminarias de Lanús?
El alumbrado estaba a cargo de una empresa que estaba fallando en su actividad y, tras nuestra llegada, había dejado una gran demanda sin cumplir y tenía una modalidad de trabajo con la gestión anterior, que a nosotros no nos parecía transparente. Por ejemplo, le pagaban por volumen de lamparitas, es decir, le pagaban por 5 mil lamparitas y en realidad se cambiaban 2 mil, entonces porqué teníamos que pagar por la diferencia. Le exigimos a la empresa que nos informara sobre lo que realizaba y en consecuencia nosotros le abonábamos. La empresa empezó a tener déficit y eso generó un retraso. Cuando vino la renovación del contrato, lo partimos en dos, y quisimos hacer una contratación rápida, para evitar que una sola empresa nos complicara todo el distrito, en caso de que tuviera algún problema. La empresa que estaba más preparada en ese momento, porque ya lo venía haciendo en otros municipios, era Covelia, que, además, tenía toda la estructura preparada. Entonces para salir del paso, hicimos una contratación rápida, mitad Columbia, mitad Covelia y avanzamos. Ahora habrá una nueva licitación y beneficiaremos a la empresa más competente.

Hubo críticas por supuesto incumpliendo de lo pautado en los pliegos sobre la recolección de basura, ¿qué puede decir sobre este tema?
Los trabajadores de la empresa vienen todos los días a reclamar por sus derechos, y nosotros pedimos que se cumpla con lo acordado. A veces se encuentran falencias, y todos los días se avanza y se retrocede, estamos en una puja permanente. La empresa tiene, según encuestas y seguimientos permanentes, 82 por ciento de satisfacción de los vecinos, de cumplimiento de recolección de residuos. Igualmente, nosotros seguimos presionando por el estricto cumplimiento. Hay cosas que son difíciles porque se han desfasado, pero las exigimos igual.

¿Por qué la basura es un asunto conflictivo?
El tema de la basura es un caos en todos los municipios. Uno de los conceptos que aprendí es que no se puede volver para atrás. Lanús es inviable para que haya recolección de basura municipalizada. Es imposible. Habría que hacer una empresa gigantesca, con inversiones externas, lo que haría que una empresa privada me maneje a mí y para evitar esto, seguimos como estamos y evitamos todas las complicaciones que surgen de sacar una empresa que ya tiene firmado el contrato. Convocamos nuevamente a Covelia antes de que se venza el contrato y quise hacer un ahorro, con la sana intención de gastarle menos a Lanús y reducir la cantidad de dinero de esa licitación, que es la más grande que tenemos. Achiqué la cantidad de barrenderos que tiene Covelia y esto trajo su complicación, porque cada cosa que uno toca, deja gente en la calle y trae trastornos. Tratamos de hacer las menores modificaciones, dentro de las posibilidades económicas y, a la vez, ver si nos podríamos beneficiar. Venía un aumento muy fuerte por el tema de la basura en el nuevo pliego; Lanús estuvo retrasado en cuanto a los valores y eso lo aprovechamos, pero cuando vino la renovación, eso saltó, porque son empresas que no están haciendo jornadas solidarias, ni tampoco son Papá Noel. En ese momento, le pido el achique en el barrido para que no se dispare tanto el costo, que igualmente se disparó, pero no tanto. Disminuí unos 70 barrenderos e hice un lío bárbaro, se descuajeringó el barrido, fruto de mi ignorancia e inexperiencia. La idea era sana, pero metí la pata, porque hubo tantos cambios, que me quedaron áreas sin barrer, la gente se enojó, y creo que en cierta forma tuve un costo en el momento de la elección. Lo hice fuera de toda especulación política y pagué consecuencias que no son muy buenas. En ese momento, me dije con 70 barrenderos menos hago cooperativas municipales, que son más económicas. Pésima experiencia. No reniego porque yo apuesto a este concepto cooperativista, pero los problemas surgen por la productividad y la eficiencia. Un barrendero de empresa privada te barre por día entre 15 y 16 cuadras; uno municipal entre 10 y 11 cuadras, y uno perteneciente a las cooperativas barre 5 o 6 cuadras, por inexperiencia, porque hay gente grande. La cooperativa tiene un matiz solidario, tratas de darle trabajo a los desocupados y la efectividad la dejas para después. Esas cooperativas me trajeron inconvenientes, no tenían la capacitación correspondiente y tuve un lío bárbaro en muchas partes de la ciudad.

¿Qué soluciones se efectuaron frente a esta situación?
Cuando vi la metida de pata después de casi 4 meses cuando el insulto ya había llegado, apelamos a lo que el pliego me autorizaba dentro de Covelia y aprovechamos una extensión del 20 por ciento, es decir, recuperamos barrenderos para darle dinámica al barrido, recuperamos una cantidad de los que habíamos dejado sin utilizar de la empresa privada. Por otra parte, insistimos mucho más en las cooperativas de barrido, hicimos capacitación, les insistimos, hay más supervisión, control y estímulo. También, implementamos algunas cooperativas que limpian plazas, con dinero que viene desde la Nación.

¿Cómo funcionan el resto de las cooperativas?
Para ser objetivos en el análisis, podríamos decir “bien”. Con las cooperativas hubo una apuesta a corto plazo y otra a largo. La inmediata es atacar la desocupación; la otra es lograr capacitación y autonomía de los cooperativistas para que tengan bajo la concepción de la cooperativa la iniciativa de poder salir a ganarse el peso, sin la ayuda del Estado. Estas cooperativas tienen un inconveniente: son fruto de la urgencia. Las cooperativas nacen de abajo hacia arriba, son producto de la conciencia barrial y de distintos sectores que se unen en un proyecto común. Es una asociación por conciencia de clase. Con este pensamiento, la cooperativa va creciendo y generando una organización más grande. Aquí fue al revés, les dijimos que se metan, se organicen, porque era la única forma de darle empleo a una persona. Entonces estamos en una etapa que va de la necesidad imperiosa del trabajo hacia la toma de conciencia del valor que tiene el cooperativismo.

¿Qué trabajos realizan?
Se dividieron en dos. Unas están relacionadas con el trabajo social y otras con la obra pública, ambas financiadas, pero de distintas fuentes. Casi todas trabajaron en función de los espacios públicos. Soy el primer intendente que lanzó todas las cooperativas, hay 40 actualmente, y formo parte de la primera experiencia que se realizó en la provincia de Buenos Aires.

¿Por qué hay tantos cuestionamientos sobre esta modalidad?
Porque es el área de Acción Social, donde uno tiene que decir que sí o que no. Se trata de abandonar una política clientelar, abusiva, explotadora, regenteadota de la gente pobre, que es de concepción liberal, para pasar a una peronista, que es la que yo tengo, y es la que les exijo a los funcionarios. Por eso los palos van para ahí. Venían a buscar mercadería, que la usaban para hacer política, y eso se cortó. La ayuda es para quien la necesita y para todos por igual. Todo parte de que es un problema cómo está armada la cooperativa, entonces todo el mundo intenta sacar provecho de algo. Te digo, debo haber sido el único “tonto”, que para mí no lo fui porque soy fiel y esclavo de mis principios, soy absolutamente democrático, que junté gente del partido que sea, no miré si eran grupos de derecha o izquierda, y les dí, porque consideré que había que repartirle a todos por igual, con la única condición de que fuera desocupado. Eso es muy bueno, porque tengo mi corazón democrático tranquilo, pero es un desastre a la hora de la organización, porque cada uno tira para su lado, no tienen el espíritu equilibrado y solidario de las cooperativas. Igualmente no importa nada, no me importa que me insulten, tengo la plena convicción de que esto tiene que servir y voy a seguir para adelante.

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