El olor nauseabundo con el conviven los dos mil habitantes del barrio Villa Las Higueritas de la localidad de Lanús, se percibe a más de dos cuadras. Las emanaciones pestilentes provienen de una cuestionada firma cooperativa (2JB), que fabrica juguetes y alimentos para mascotas.
Los vecinos están hartos y señalaron a Infosur que a causa de ello, ya son muchos los residentes de la zona que sufren de alergias, nauseas, vómitos y distintos problemas bronquiales. “Mis chicos se ahogan (3 y 7 años respectivamente), tengo que llevarlos regularmente hasta el hospital, porque tienen problemitas en los bronquios por el olor con el que vivimos todos los días” sentenció Mabel (37) afincada en el barrio desde hace 15 años.
De nada sirvió la clausura preventiva del lugar por parte de la secretaría de Medio ambiente comunal, ya que el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la Provincia de Buenos Aires (OPDS), habría dado vía libre a la empresa para seguir funcionando, lo que desató la ira de los pobladores.
“Aquí hay algo que no cierra por donde se lo mire, los vecinos y la comuna perciben olores que los inspectores provinciales desconocen. Algo huele mal” dicen al cronista de Infosur que recorrió la zona.
Días atrás hubo una reunión en la comuna entre ambas partes, cada una presentó su posición. El subsecretario Ricardo Jilek y los integrantes del consejo asesor municipal intentaron mediar en el conflicto, pero fue imposible compatibilizar ambas posiciones. En tanto el malestar entre los moradores crece con el correr de los días, así como la falta de soluciones concretas.
SOSPECHOSA COOPERATIVA
La empresa en cuestión es una cooperativa conocida con el nombre de 2JB (ex FCU), que produce alimento para mascotas y emplea unas 30 personas que estarían en una situación contractual sospechosa. También fabrica juguetes para mascotas como los huesos que suelen verse en las veterinarias, para ello trabajan con cueros como las curtiembres y utilizan distintos químicos en el proceso entre los que se encuentran colorantes, dióxido de titanio, sulfato de aluminio entre otros.
Trabajar con materiales utilizados por una curtiembre implica condiciones apropiadas para el tratamiento de los residuos que los lugareños señalan que no se cumplen.
Así y todo, los cooperativistas habrían reconocido el conflicto con el barrio y comunicaron que nunca habían consultado a ningún técnico que les explicara cómo debían desarrollar la tarea, lo que motivó un pedido de tregua para la reconversión. No obstante, los vecinos recordaron que ya habían firmado un convenio hace seis años, que los integrantes de la anterior cooperativa -que serían los mismos de la actual- no cumplieron nunca.
Los vecinos a esta altura están cansados de recorrer organismos públicos donde asentaron las distintas denuncias como el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), Ministerio de Trabajo de la Nación, el OPDS provincial, el municipio y concejo deliberante de Lanús entre otros. Quieren una solución al respecto.
DE VICTIMARIO A VICTIMA
Un medio local publicó en su edición del 2 de septiembre: Algunos vecinos le han declarado la guerra a la fábrica, incluidos un incendio del portón, esa afirmación es desmentida rotundamente por el titular de la sociedad de fomento del barrio Armando Luchina, quienes sostienen que las marcas de hollín son producto de un desperfecto eléctrico. Y nada más. Los vecinos propiciaron la contradenuncia a la concesionaria local de Edesur.
Al respecto el edil Mariano Amore, remarcó en declaraciones a la prensa que “la denuncia es una forma de convertir a la víctima en victimario. Están criminalizando una protesta justa”.
Por su parte la Justicia también desmintió la veracidad de la acusación a través de la Unidad Funcional de Instrucción Nro. 16, que el 25 de agosto de 2.009, dictó la siguiente resolución: no existiendo prueba suficiente que acredite materialidad ilícita y autoría penalmente responsable procédase al archivo de las presentes actuaciones .
DENUCIAS Y MANIFESTACIONES
También los moradores denuncian la falta de procesamiento de los residuos de ese proceso, que son contaminantes y “se vierten en el arroyo Las Perdices”.
La denuncia lleva ya 8 años, pero los vecinos afirman que “cambian de nombre pero siguen haciendo lo mismo”. “Queremos que se muden al parque industrial que está a seis cuadras. Allí hay galpones vacíos que pueden alquilar. En el barrio también están alquilando” dijo uno de los residentes.
Finalmente cada viernes un numeroso grupo de ciudadanos se reúne en la esquina de la intersección de las calles Bolaños y Boulevard de los Italianos, para manifestarse hasta que no se encuentre a una solución definitiva. Los vecinos de Villa Higueritas anunciaron que harán una presentación en la Defensoría del Pueblo de la Nación.