El sábado por la mañana llegaron a Monte Chingolo las reliquias de San Juan María Bautista Vianney, patrono de todos los sacerdotes católicos del mundo. El acto inaugural de la visita fue una misa en la esquina de la parroquia de Monte Chingolo que lleva su nombre, presidida por el obispo diocesano, Monseñor Rubén Oscar Frassia, que contó con la presencia del intendente municipal Darío Díaz Pérez y el flamante secretario de Obras Públicas, Héctor Bonfiglio, entre otros funcionarios locales.
Esta visita es considerada un paso fundamental en la historia de la tradicional parroquia, que recorre el camino a convertirse en un santuario de oración por las vocaciones. Durante toda la jornada, sacerdotes de distintas zonas se acercaron a celebrar misas y cientos de peregrinos se acercaron a venerar al Santo y participaron de diferentes actividades organizadas por los feligreses de esa comunidad.
Acompañado por un sacerdote de la diócesis de Ars, donde Vianney desarrolló su actividad pastoral hace 150 años, el corazón incorrupto del cura, preservado en una custodia de madera y metal, pudo ser visitado por los vecinos hasta el domingo a la madrugada, cuando reemprendió su recorrido por el interior de Argentina.