
Mónica Maciel tiene 23 años y una nena de 6. Antes de entrar a la cooperativa, trabajaba como empleada doméstica, pero los 40 pesos que reunía en 8 horas de trabajo se la iban en viáticos. Le cuesta soltarse y al principio pide que no le saquen fotos. Luego acepta y relata un caso similar al de Viviana: a una conocida le pidieron 400 pesos si quería seguir en al plan o 600 si pretendía cobrar sin trabajar. «Los vecinos nos agradecen y felicitan, dicen que los barrenderos no pasan», agrega Mónica mientras espanta un mosquito.
A unas pocas cuadras, Adrián Martínez, de 23 años y padre de cuatro chicos, está en plena faena. Dice que este es el «primer trabajo fijo» que tiene, después de pasarse «mucho tiempo haciendo changas de albañilería». Se queja un poco de que los comerciantes de la zona «son muy sucios. A la noche, cuando ya terminé, barren la basura de los locales a la calle y enchastran todo de nuevo».
A la cooperativa, que pertenece al Movimiento Barrios de Pie, le dieron tareas y herramientas para 30 personas, sobre 60 inscriptos. Gabriela Mansilla, responsable de la zona de Lanús, dice que para evitar que se queden en sus casas, decidieron que aquellos que no tengan un territorio asignado, colaboren con sus compañeros. Gabriela explica que ya tienen «dos cooperativas más armadas», pero sus miembros aún no recibieron ni la capacitación y por eso no pueden trabajar. Su caso se repite entre unas 3.000 personas de Barrios de Pie inscriptas pero inactivas.
Primero que nada buenos dias…me dirijo a ustedes con el fin de pedir una ayuda…si ustedes podrian ayudarme por favor debido a la situacion que hoy dia vivimos y sabiendo ademas que no soy la unica persona que lo necesita