Estudios sobre contaminación, situación sanitaria de los menores de 6 años, retiro de basurales y de lodo, una barrera para contener sudestadas y la instalación de nodos de control en los municipios son algunas de las medidas en curso y proyectos para la zona del Riachuelo, informaron ayer autoridades del área.
La Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) presentó hoy los avances del plan de saneamiento que apunta, en especial, a mejorar la calidad de vida de cinco millones de habitantes que ocupan el área, severamente afectada por dos siglos sin controles ni regulaciones. «Se trata de un objetivo generacional para un problema de 200 años», dijo Gustavo Villauría, titular del Comité Ejecutivo del organismo al informar la multiplicidad de acciones encaradas para sanear el curso y boca del Riachuelo, cuando hoy se cumplen dos años de la orden de la Corte Suprema de Justicia de la nación(CSJN) en ese sentido.
Tras un breve repaso sobre la cuenca Matanza-Riachuelo, que incluyó el impacto de la fiebre amarilla a fines del siglo XIX, Villaruría sostuvo que allí la contaminación «es un problema histórico, complejo y difícil», en una conferencia de prensa que brindó ayer al mediodía en la sede del ente que integran la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
El funcionario comparó la tarea en el Riachuelo con experiencias internacionales como la limpieza en el Támesis (Inglaterra), que demandó un proceso de 20 años y que «estaba igual de contaminado aunque con menos gente en sus márgenes», o el Rin, el río más utilizado en la Unión Europea, en el que trabajaron 18 años. Villauría aseguró que «casi no hay basura flotando» en el contaminado curso de agua y que, según alumnos de una escuela, «hay patos, aunque en realidad se trata de garzas que empiezan a tomar el lugar como hábitat», al detallar que se sanearon 33 basurales que representan un 30 por ciento del volumen total. Ayudado por una presentación en power point, mostró fotos de las márgenes de afluentes como el arroyo Unamuno, en Lomas de Zamora, tomadas en noviembre del 2009 y en enero del 2010, con evidentes mejoras por la erradicación de basura y forestación. El titular del comité ejecutivo de la ACUMAR también se refirió al lodo extraído de la cuenca. «Vamos a estudiar los contaminantes que posee» a través de un convenio con entidades científicas, indicó y anunció que llamarán a una licitación internacional para determinar cómo se dispondrá de esa gran cantidad material. Villauría dijo que a la Acumar no la conoce «nadie, ni los empresarios» y relató el proceso de constitución de un organismo interjurisdiccional cuya tarea básica es de coordinación, pero que debe alcanzar acuerdos con distintos niveles del Estado. «Sin mezquindades pero con muchas peleas y discusiones llegamos a acuerdos», comentó y detalló que el presupuesto 2010 -el primero propio, porque antes dependía de la Jefatura de Gabinete- es de 43,8 millones de pesos, de los cuales el 50% lo aporta el Ministerio de Planificación Federal. Fernando Nunes, coordinador de Salud para la población de la cuenca Matanza-Riachuelo, dijo que esperan para fines de septiembre los resultados de un estudio sobre la situación sanitaria de los menores de 6 años, para lo cual encuestaban a unos 1.200 hogares de la zona en los que viven, estiman, 3.600 niños.
«El estudio se está haciendo en los partidos de Avellaneda, Lomas de Zamora y ahora Lanús. Se evalúan niveles de plomo y hemoglobina en sangre», dijo el médico que representa al Ministerio de Salud de la Nación. Nunes explicó que, en respuesta a la orden de la Corte de establecer un plan sanitario de emergencia en la zona, realizaban un estudio para establecer qué intervenciones puede realizar o recomendar la ACUMAR para mejorar la calidad de vida de esos millones de habitantes. Otra medida es la vigilancia epidemiológica y ambiental, para lo cual buscan establecer nodos en los municipios de la cuenca. Villauría detalló que uno de los proyectos que evalúa la Acumar es la construcción de reservorios en las áreas de inundación de la zona, algo que afecta a un millón de personas, y la construcción de una barrera al estilo de la que existe en Rotterdam, Holanda, «para contener las sudestadas».