«Estamos entre luces y sombras como ‘dolores de parto’:¡Mucha alegría por un lado y por el otro miedo, tristeza y dificultad! ¿Cuál es el camino como sociedad? ¿Cuál es el camino como Iglesia?”, se preguntó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, durante la misa en honor de Santa Teresa de Jesús, patrona secundaria de la diócesis y patrona del partido de Lanús.
Según informó la agencia de noticias AICA, el prelado sostuvo que los cristianos tienen «que estar unidos y de alguna manera comenzar de nuevo”, pero aclaró que se debe “comenzar de nuevo descubriendo a Jesucristo” y “a Jesucristo Resucitado, no crucificado solamente”. En ese sentido advirtió que “no se puede pensar y vivir como derrotados”.
“Hay que volver a decirle: ‘Señor, yo quiero ser tu discípulo, por lo tanto y por lo mismo, yo voy a ser tu testigo’”, dijo el obispo, y agregó: “En segundo lugar, hay algo que el discípulo y testigo tiene que vivir en serio: mostrando la fuerza de la caridad. ¡Y la caridad tiene que estar presente!, la caridad no es mero asistencialismo, la caridad no es “salir en la foto”, ni hacer propagandas. La caridad es amor”.
Por otro lado, consideró que “tenemos que volver a llamar las cosas por su nombre” y a modo de ejemplo hizo una referencia a lo ocurrido con los mineros chilenos: “¡Qué bien que estuvo el pueblo chileno con todo lo que nos mostraron, altura, profundidad y muchas cosas más, además de la técnica y el milagro de Dios, que sacó a los 33 mineros de las profundidades de la tierra, y cómo la gente supo agradecerle; con qué altura trataron el problema! Creo que tenemos que volver a tratar las cosas, los problemas, con altura; porque si no los tratamos con altura nos hace mal, nos enferma, nos debilita y nos quita dignidad”.
“Por eso -indicó-, creo que hay que pedirle hoy a Dios, por medio de Santa Teresa, que volvamos a tener pasión por Cristo y pasión por la Iglesia; que obremos convencidos como personas y como cristianos; y si nos va mal, pero Él está, bendito sea Dios; ¡Que triste que nos vaya bien pero que el Señor no esté!, ¡Qué tristeza, ganó el mundo y a Dios lo dejamos a un costado!”.