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«Darío Santillan era un pibe con inquietudes y muy empecinado en sus posiciones”

Mariano Pacheco fue amigo y compañero de Darío Santillán, el
militante asesinado en la masacre de Avellaneda. Es autor de una biografía que
describe a Santillan como “el militante que puso el cuerpo”.

Pacheco recuerda que conoció a Darío a través de la tía de
una amiga suya, profesora de Literatura, que lo preparó porque se había llevado
esa materia. “Ella era a su vez profesora de Darío en el (colegio Luis) Piedrabuena
y lo puso en contacto con nosotros porque lo veía con mucha inquietud política,
lo conocí el 24 de marzo de 1998, hicimos una actividad desde la agrupación que
teníamos nosotros, llamada 11 de Julio, y él vino a esa actividad y a partir de
ahí nos pusimos en contacto”.
El autor de la biografía sobre Darío cuenta: “Tuvimos un
recorrido de dos o tres años, nosotros hacíamos actividades más de tipo
secundarios que van a un barrio, aunque teníamos una mirada más política porque
pertenecíamos a una organización, el Movimiento La Patria Vencerá, teníamos la
mirada de que queríamos hacer algo con los padres de esos pibes del barrio,
pero teníamos entre 15 y 17 años y era muy difícil pasar de algo más que el
apoyo escolar”.
A sus actividades barriales, le agregaban las vinculadas a
las gremiales en el sector secundario ya que “esos dos años coincidieron con la
movilización y la lucha contra la Ley Federal de Educación” y entonces se
dedicaron a organizar los centros y la federación de estudiantes de esa zona.
“En el año 1999  Darío
termina el secundario y a la vez algunos compañeros de la organización política
impulsan un Movimiento de Trabajadores Desocupados en Lanús, en el barrio La
Fe, lo que coincide con la decisión de Darío de volcarse a la militancia en ese
sector”.
El trabajo en ese barrio de Lanús comienza con una toma de
tierras y según Pacheco, “Darío veía que estaba la posibilidad de formarse con
compañeros más grandes, con más experiencia, que podía tomar una tierra y
armarse su propia casa, eso y algunas discusiones de la edad, peleas, problemas
con chicas, hubo un combo de cosas que hicieron que él decidiera irse a Lanús”.
Retomando la secuencia cronológica, y si bien Mariano y
Darío se reencontraron en varios ocasiones en las calles, no volvieron a
militar en el mismo espacio. En cuanto al 26 de junio de 2002, “estaba la
mirada de que iba a haber una represión, pero no se imaginaba que iba a ser a
nivel de muertos y eso no se discutió y ni siquiera a nivel de heridos de bala”,
“Ahora a nivel de nos van a reprimir, nos van a cagar a
palos y nos van a meter en cana, sí, en ese sentido fuimos muy conscientes,
nadie fue sin saber y la decisión era un poco con miedo, con dudas, pero
pensábamos que si no le paramos la mano a eso no sabíamos cómo iba a terminar,
ya venían meses de aprietes, golpizas y amenazas que iban subiendo de tono”.
Consultado sobre cómo le pegó la noticia, dice: “En el caso
de Maxi Kosteki, yo no lo conocía, no lo registraba, lo de Darío fue un golpe
muy duro, yo me enteré recién a la noche, durante el día hubo actividades,
sabíamos que había dos muertos pero no se sabía los nombres y los que sabían no
estaban conmigo, entonces, bueno, me enteré a la noche, es una cosa que marca,
me marca un antes y un después, una situación muy confusa, es algo muy
diferente procesar un asesinato político así en abstracto y otra cosa es cuando
te toca de manera directa y lo primero que hubo fue una especie de conmoción,
de no saber bien qué decir, qué hacer, qué pensar…”
 “Darío expresa un
símbolo de época, en su actitud, en su comportamiento, sintetiza el
comportamiento de un montón de militantes, no es una cosa excepcional, no es
una especie de héroe individual, expresa un colectivo de gente joven que le
puso el pecho a esa situación y que si bien no era masivo, sí tenía niveles de
actividad política importantes y el 19 y 20 de diciembre eso se condensa en un
hecho colectivo como símbolo de toda una generación. Su asesinato viene de alguna
manera a clausurar, a detener ese proceso de los ´90 y de diciembre de 2001, y
la forma en la que él enfrenta esa situación va a marcar a las generaciones que
van a empezar a militar después”.

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