
-¿Cómo recibiste la convocatoria?
-Yo ni siquiera esperaba estar en este grupo. Ellos son ídolos y al principio estás un poco incómodo, intentando adaptarte y ver cómo es este mundo. Pero ya pasó una semana y me siento parte. Cada segundo trato de aprender de ellos.
-¿Empezaste como un pollito mojado?
-Estuve introvertido, escuchando todo, desde el lugar de recién llegado… Pero de a poco me fui metiendo, pero con bocaditos (se ríe). Yo no me sorprendí de nada. Son gente normal, sólo que uno los admira.
-En la cancha no te pesó nada. ¿Te sorprendió tu propia tranquilidad?
-No sentí nervios. Tampoco me esperaba tanta tranquilidad. Pero yo soy así, de familia. No me servía estar pensando mucho o comiéndome la cabeza…
-¿Es más fácil jugar con ellos por su calidad y más difícil porque hay nombres pesados para dejar contento?
-Y… Hay momentos y momentos. A veces es más fácil porque son muy inteligentes y juegan de memoria. Y en otras uno siente que la tienen que tocar todos. No es sencillo, pero me la están haciendo fácil.
-¿Y cómo ves la pelea con Campazzo? Se ve muy pareja de afuera…
-Es una competencia linda y sana. Somos amigos. Los duelos con él me divierten y me hacen mejor. Julio (Lamas) deberá decidir cuál está mejor o más adaptado.
-¿Qué va a pasar si estás en Londres?
-Mi primer objetivo era el Sudamericano, ser titular y que confiaran en mí. Lo logré. Y con esta citación ya estaba orgulloso… Pero no me conformo con esto. Si me toca ir a Londres será increíble, indescriptible…. Y si no estaré deprimido un día y alentaré desde acá.