Los bailarines Nina Chudoba, de 82 años, y Oscar Brusco, de 89, finalistas del Campeonato Mundial de Baile de Tango que se definirá el próximo 22 y 23 de agosto en el estadio Luna Park, se conocieron hace 14 años en el Salón Sur de Pompeya, comparten la vida y el baile, y ahora se preparan para embarcase en lo que ellos definen como “el último viaje”.
“Somos campeones del tango y de la vida”, dijo a Télam el bailarín, quien vive junto a su compañera la felicidad de haber llegado a esta instancia.
Oscar agradece además el empuje que reciben de los jóvenes, a quienes ambos ambos buscan transmitirle su experiencia y el sentimiento de que “al tango hay que llevarlo en el corazón”.
Bailaron toda la vida, entre los dos suman cinco hijos, 13 nietos y una bisnieta. Ella es oriunda
de la localidad bonaerense de Valentín Alsina, Lanús, mientras que él se crió en el barrio porteño de Parque Patricios. Se conocieron en una milonga cuando ya eran viudos, hace 14 años.
Para Oscar fue amor a primera vista: “Ella estaba bailando con una pareja, la vi pasar y me enamoré, gracias a Dios que me la puso en el camino”, recordó el hombre que el 4 de enero cumplirá 90 años.
Si bien ganaron tres campeonatos y el año pasado llegaron a la final del Mundial en la categoría Tango de Pista -a la que no pudieron presentarse porque 24 horas antes fueron víctimas de un robo-, la pareja sueña con despedirse de las competencias de la mejor manera, ganando el certamen.
“Nosotros bailamos D’arienzo: es el rey del compás, es lo más ligero. Es una cosa que nos apasiona, lo único que hoy no se puede hacer son algunas figuras”, contó Nina, quien con su compañero viene haciendo exhibiciones, una de las últimas fue en la embajada Rumana.
Nina y Oscar no necesitaron cambiar su rutina para prepararse para la gran final, ya que muchas veces llegan a bailar hasta cinco veces por semana. Sin embargo Oscar destacó la importancia de ser constante para hacerle frente al paso del tiempo. “Hago mucho ejercicio, bicicleta, trato de mantenerme, ya la cabeza y las piernas no te dan”, indicó.
En mayo pasado, la pareja compitió en la Usina del Arte, y ganó la decimoquinta edición metropolitana del Campeonato de Baile de Tango-en la categoría Senior- y clasificó al Mundial, que se realiza en el Festival Mundial de Tango 2017, que se extenderá hasta el 23 de agosto. El certamen anual comienza hoy en el auditorio del mismo complejo cultural del barrio de La Boca, donde bailarán más de 500 parejas de todo el mundo.
Para Nina y Oscar el tango es una pasión a la que cada uno le dedicó desde la adolescencia gran parte de su tiempo libre. Ambos vivieron la época en la que en las milongas se bailaba con grandes orquestas en vivo. Cada uno por su lado hacía presentaciones y participaba en competencias.
“En los barrios se respiraba tango, todo era tango, estaba la radio El Mundo, tenías una programa de televisión como ‘Grandes valores del tango’. Todo era diferente. Ahora hay milonga todos días, antes ibas los sábados y domingos. Terminábamos de trabajar el sábado y las chicas nos formábamos en las casas que tenían buenos patios, donde bailábamos antes de ir a bailar, nos enseñaba la mamá de una amigo nuestra, siendo joven agarrás todo rápido”, sostuvo.
“Yo empecé a a bailar a los 14 años -continuó-, en ese tiempo recién a los 22 años podías ir a un baile sin tu mamá. Con las chicos nos arreglábamos y después nos tomábamos el colectivo para ir al baile . Ahora todo es diferente, están cerrando algunas tanguerías, los que bailan son de academia, nosotros no practicamos, el paso sale de la cabeza del hombre. Yo lamento que no hay ningún programa de televisión en el que se pueda ver a todos los cantores y bailarines jóvenes”.
Oscar también recordó con picardía sus años mozos, cuando “tenía buena cara, bailaba y me hacía el exquisito”, cuando “en los clubes bailábamos con todos las orquestas, media de típica y media de jazz, era muy hermoso”, contó.
La vida de ambos siguió, todavía sin cruzarse. Nina se casó y trabajó como modista de alta costura, cuando su marido murió .se alejó de las pistas, tenía 50 años. Luego se enfermó y el tango la ayudó a salir adelante. “Después de un cáncer no me dejaron coser más y tenía que tener otra entrada para mí, no me gusta pedir nada a nadie, yo quería a ganarme la vida y el tango me sacó. Empecé a organizar tres tanguerías al mismo tiempo y a Oscar lo conocí en una milonga, promocionando las clases de mis salones”, contó.
Después de haberse encontrado, se enteraron de lo cerca que habían estado tantas veces. En la misma vereda de Remedios de Escalada él tuvo una carnicería y ella una escuela donde enseñana corte y confección, otro ingrediente se suma esta “historia de película” -como describió Oscar-, que llegará a la pantalla grande en un documental dirigido por una japonesa.
Los bailarines conviven desde hace cinco años una casa de Lanús, fueron ovacionados en escenarios como el Luna Park y La Milonguita, y distinguidos por la Cámara de Diputados de la Nación, que resaltó su aporte a la cultura popular..
“Gracias a dios la vida me puso a Nina en el camino. Los jóvenes nos quieren mucho, tratamos de darles consejos, y uno de los más importante es que hay que tener conducta para saber llevar la noche y otro es que hay que quererse a uno como uno quiere al tango”, apuntó.