El ex taekwondista Sebastián Crismanich, ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 abrirá una academia de ese deporte en Lanús.
Crismanich se retiró hace poco más de un año, a causa de sus recurrentes lesiones, pero decidió reinventarse: “Tengo la libertad de poder viajar o hacer actividades sin pensar en que me tengo que cuidar o descansar. Estoy más relajado mentalmente y disfruto de mi nuevo rol”, contó el también titular de la Federación de Taekwondo Corrientes.
Crismanich, además de esposo de Melisa y padre de Zamira (17 meses), tiene dos academias junto a su hermano Mauro en Corrientes y en breve abrirán una en Avellaneda y otra en Lanús, según confirmó en declaraciones a diversos medios.
“Te vas cambiando el disfraz pero siempre buscando el mismo objetivo, mejorar el deporte argentino desde mi lugar. Estoy ciento por ciento comprometido, creo que son necesarios algunos cambios para que sobre todo los deportistas del interior no sufran lo que tuve que pasar yo y por lo cual muchos se quedan en el camino”, comentó el ex deportista que sponsorea Huella Weber.
“El oro olímpico le demostró a mucha gente que soñando todo es posible”, consideró a cinco años de ser el único argentino en colgarse la medalla dorada en los Juegos de Londres 2012.
En los últimos días, Crismanich estuvo en Buenos Aires para seguir con el curso de Gestión y Administración Deportiva que se dicta en el COA, y participar de Academia Olímpica, un programa de solidaridad que viene del COI.
“Todo me ayuda a generar proyectos, como el de captación de talentos. Mi idea es trabajar de una forma descentralizada porque muchos chicos del interior se quedan en el camino, a veces pese a tener incluso más talento que los de Buenos Aires”, argumentó.
El otro proyecto que lo tiene ocupado e ilusionado es la construcción de la inédita Casa Garrahan
en Chaco, a pocos kilómetros de su casa. “Estoy a punto a ser parte de un cambio cultural, a través de la gestión y para eso me estoy capacitando y, a la vez, trato de transmitir mi experiencia a las nuevas generaciones».
«Es increíble lo que hace la empresa. Es mucho más que mi sponsor. Te compromete a ayudar. Y este edificio, que se levantó gracias a gente que colaboró desinteresadamente levantando las paredes, tendrá un rol muy valioso. Muchos chicos de estas zonas olvidadas del país deben ir a atenderse en el Garrahan de Buenos Aires y ahora esa realidad podrá cambiar», contó.
«Yo pasé por lesiones muy difíciles y, teniendo la chance de rehabilitarme en Estados Unidos, quería estar en Corrientes, con mi familia. Y así me recuperaba más rápido. Imaginate estos chicos que tienen enfermedades graves…”, concluyó Crismanich.