El 9° Encuentro de la Red Interuniversitaria Latinoamericana y del Caribe sobre Discapacidad y Derechos Humanos y el 3° Encuentro de la Red de Estudiantes Latinoamericanos por la Inclusión cerraron ayer en la Universidad Nacional de La Plata con fuertes críticas a la falta de acompañamiento por parte de los Estados para que las personas con discapacidad puedan acceder a la educación superior.
“Los Estados manifiestan su voluntad política para respetar los derechos de las personas con discapacidad al ratificar la Convención de las Personas con Discapacidad y promulgar un protocolo facultativo. Sin embargo, estos protocolos son antiguos, fragmentados y no se destinan los recursos necesarios para implementar y fiscalizar las transformaciones que se señalan en esta convención y las leyes que de ella se derivan. Esta situación es una clara confrontación de los derechos de las personas con discapacidad y en muchos países la defensoría de las minorías forma parte de los mismos estados, por lo que hace muy difícil su denuncia por parte de los grupos más excluidos. Esta realidad está ratificada en los informes que el Comité de las Naciones Unidas ha realizado en cada país en esta materia”, se explicita en las conclusiones elaboradas por referentes de 10 países de la región y expuestas ayer durante el panel de cierre celebrado en la Universidad Nacional de Lanús.
Asimismo, se destacó que “las políticas universitarias sobre inclusión educativa en algunos países de la región son insuficientes y desarticuladas. Algunos países poseen políticas universitarias sobre inclusión educativa para personas con discapacidad elaboradas por las propias comunidades universitarias; en otras instituciones poseen estas normativas, pero son poco explícitas; y en otras simplemente no poseen políticas al respecto. Todas las normativas, señalan los expositores, tienen como referente a la convención y esta normativa es un medio para impulsar los cambios para una sociedad accesible para todos, pero no es la finalidad. Además destacan que en todos los países no existen datos exactos de la cantidad de estudiantes con discapacidad en la educación superior. Pero en varias universidades hay interés en generar espacios, comités o unidades a cargo de promover procesos de educativa inclusiva en este nivel. Finalmente, explicitan que la generación de conocimiento en torno a la educación inclusiva para estudiantes con discapacidad es escasa y los recursos para ello son insuficientes”.
Finalmente, se marcó que “las barreras están en los entornos, pero también están en la actitud. El trabajo interdisciplinario y transdisciplinar permite analizar los consensos en los cuales las comunidades se interrelacionan para avanzar en la construcción de espacios más democráticos, porque son esos entornos los que construyen y facilitan que todos se sientan incluidos o excluidos”.
Tecnologías y discapacidad
El uso de distintos softwares que traducen textos en lenguaje de voz, la adecuación de bibliografías usando tecnologías, el apoyo estatal a proyectos de inclusión digital fueron parte de los avances que se difundieron durante el 9° Encuentro de la Red Interuniversitaria Latinoamericana y del Caribe sobre Discapacidad y Derechos Humanos, que se realizó esta semana en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).
En las universidades «se usan software que traducen sonidos a palabras y viceversa. Lo importante es destacar el trabajo de las personas que realizan el software con aquellas que lo utilizan. Esa vinculación es necesaria para saber uno del otro», destacó Miriam Campos del área de discapacidad del Programa Consejo de las Demandas de Actores Sociales (Procodas) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Procodas «hace convocatorias donde se presentan las entidades y el sector científico tecnológico y se co financian los proyectos de tecnología o de desarrollo tecnológico para personas con discapacidad», contó Campos.
Por su parte, Elvira Lofiego, directora de la Biblioteca Rodolfo Puiggrós de la UNLa explicó que la adecuación de los materiales gráficos «lo hacemos con un software de voz que indica, por ejemplo, las notas al pie que tiene un texto, o si el texto está a dos columnas, y que permite traducir un gráfico en palabras. Es decir, que no alcanza sólo con digitalizarlo».
«Hay software libres y otros que hay que pagar una licencia, como el Jaws. Nosotros en la UNLa tenemos varias licencias y los libres, pero en general los estudiantes con discapacidad visual tienen sus propias computadoras con sus propios software», señaló la directiva, al compartir la realidad de la casa de estudios del sur del conurbano sobre la inclusión de alumnos que conviven con discapacidades.
En tanto, Rocío Molina Bejar de la Universidad Rosario de Colombia compartió que «con el asesoramiento del Instituto Nacional para Ciegos estamos iniciando un portal accesible, audible y con lenguaje de señas, para que las personas puedan saber qué hace la universidad».
Para el desarrollo «usamos el software Jaws para personas ciegas, que es de uso libre en Colombia, está en bibliotecas y aulas de tecnología», añadió.
Desde Panamá, Yomaris González Tuminelli que trabaja en el área de equiparación de oportunidades de la universidad de ese país, comentó sobre la ventajas inclusivas de la institución, gracias a un paquete de recursos tecnológicos que entrega gratuitamente la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis).
«Creo que la tecnología básica, es decir la que todo el mundo utiliza es la que nos va a permitir dar un empujón para que los estudiantes sean incluidos del todo», aseguró Tumenelli.
El encuentro cerró ayer, en paralelo con el 3° Encuentro de la Red de Estudiantes Latinoamericanos por la Inclusión en la UNLa, y fue calificado como «histórico, porque hay referentes de universidades de 12 países de la región. Se comparten experiencias y avances sobre las políticas sobre discapacidad, es decir, el acceso a derechos», resaltó Marcela Méndez, responsable de la Comisión Asesora de Discapacidad de la UNLa.