
El juicio por el femicidio de Erica Soriano que se inició a comienzos de mes, llegará esta semana a la etapa de alegatos y se espera que tanto la fiscal Marina Rocovich, como la querella, a través del abogado Marcelo Mazzeo, pedirán la pena máxima de 25 años para el acusado Daniel Lagostena.
Los alegatos, previstos originalmente para hoy, se pospusieron para mañana debido a que la defensa del imputado planteó la incorporación de nuevos testigos.
Según trascendió, tanto la fiscal Marina Rocovich, como la querella, a través del abogado Marcelo Mazzeo, pedirán la pena máxima de 25 años para el delito que afronta Lagostena en este proceso, además de solicitar que se investigue por falso testimonio a familiares y allegados del hombre, luego de haber declarado ante el Tribunal Oral Criminal Nro. 9 de Lomas de Zamora.
Durante la investigación se dio por acreditado que el 20 de agosto de 2010 Lagostena y Érica (30), tras visitar a un ginecólogo en Capital Federal, se dirigieron a su domicilio en Lanús, donde ya se encontraba una persona no identificada hasta ahora que utilizó el teléfono de línea para llamar a una pizzería a las 22.01.
En base al estudio de otros llamados, se estableció que a las 22.13 Érica habló con una amiga, quien luego declaró que se dio cuenta que en el viaje iba manteniendo una pelea con Lagostena. Según la investigación, cerca de la medianoche, el imputado comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual.
Alrededor de las 5 del día siguiente, un teléfono celular a nombre de la madre del joven registró llamadas salientes en el centro porteño y la Costanera Norte, y luego se activó en Lanús, cerca de la casa del joven y su madre. La intensidad de llamadas (seis entre las 5.05 y 5.53) llamaron la atención de los investigadores porque no era habitual el uso horario ni el patrón de comunicación y lo que se cree es que se dieron en el lapso durante el cual se hizo desaparecer el cuerpo de Érica. Si bien Lagostena dijo que solamente tenía un celular a nombre suyo, luego se comprobó que contaba con cuatro teléfonos móviles activos.
Para el juez Vitale, «no resulta razonable suponer que una persona con sus características se sustraiga de su ámbito familiar, o que haya renunciado a todos sus derechos personalísimos, de identidad, de matria potestad, derechos patrimoniales y sucesorios». Otro dato valorado por los pesquisas fue que cuando la familia de Érica concurrió a su casa con la Policía para saber sobre ella, encontró allí la ropa con la que Lagostena dijo que ella había salido hacia lo de su madre tras mantener una discusión con él, su cartera con todas sus pertenencias, excepto el celular, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo.
Los peritos que buscaron rastros en la casa hallaron, pese a que hacía 24 grados, la chimenea caliente y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que el imputado quemó allí la ropa de su pareja. También se encontró una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer. Esta prueba coincide con el testimonio de una testigo de identidad reservada que declaró que «el día del hecho Daniel y Érica discutieron y por tal motivo le pegó un ‘sopapo’, ella se cayó y se golpeó la cabeza contra una mesada».