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La canasta de bienes y servicios de vacaciones de invierno aumentó casi 40 por ciento

Según un informe realizado por el Observatorio de Políticas
Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, la «canasta de bienes y
servicios de vacaciones de invierno» aumentó un 39% en el último año.
Se registran alzas pronunciadas respecto al año pasado, por
caso, los espectáculos musicales aumentaron un promedio de 47% respecto al año
pasado. Asimismo, ítems culturales como cine (+45%), teatro (+35%) y
espectáculos deportivos (+25%), presentan subas de precios considerables. En
una apertura por nicho de poder adquisitivo, se advierte que las canastas de
vacaciones más «austeras» son las que más aumentaron.
De acuerdo al análisis, las familias que no tengan la
posibilidad de vacacionar en el interior del país, y dependiendo de las salidas
recreativas que realicen, también deberán destinar una considerable proporción
de sus ingresos en «salidas cortas». Los habitantes de la Ciudad de
Buenos Aires que, por ejemplo, decidan vacacionar en la ciudad y dediquen parte
de sus días a pasear por el centro porteño con sus hijos, almorzando en algún
local de comidas rápidas y disfrutando de alguna obra infantil de teatro harán
frente a aumentos de precios que se ubican por encima de los incrementos que
han experimentados los ingresos de las familias de la ciudad. Por caso, una
entrada de cine de los locales más conocidos de la Capital Federal costaba
alrededor de $200 en la temporada invernal del año pasado. Hoy, por la misma
entrada, se deben desembolsar cerca de $260.
Para ver, por ejemplo, ver un reconocido espectáculo teatral
infantil sobre hielo, una entrada podía costar en julio de 2017 desde $640 en
adelante, mientras que en la actualidad las estradas para dicho espectáculo
tienen un valor que no baja de los $860 (dependiendo la ubicación). Por su
parte, si después de ver el espectáculo, la familia desea almorzar o cenar en
algún local de comidas rápidas deberá abonar unos $800, cuando en 2017 por el
mismo menú solo hacían falta $600.
Cuando se suman los diferentes conceptos se tiene que una
posible salida de dos personas al cine (que incluya dos entradas de cine y un
almuerzo para dos personas en un local de comidas rápidas) vale alrededor de
$1.100 en la actualidad, cuando en el mismo mes del 2017 la misma salida
costaba $760 (35% de aumento). Por otro lado, y suponiendo una familia tipo de
dos adultos y dos menores que van a ver un espectáculo infantil y luego a cenar
a un local de comidas rápidas, la salida en cuestión podría valer unos $4.300,
mientras que en la temporada invernal del 2017 se podían pagar menos de $3.200
por los mismos conceptos ($3.160).
•Ocupación hotelera
Como consigna el informe, «el encarecimiento del
mercado local, funciona como incentivo para el turismo invernal fronteras
afuera. La reciente escalada del dólar no necesariamente atenúa esta ‘fuga
turística’ ya que la mayor porción de estos paquetes turísticos se adquiere con
antelación».
Los resultados marcan una reducción en la ocupación hotelera
de 3 puntos porcentuales respecto al año pasado, y de 26 puntos porcentuales,
en comparación al pico del 2015.
Asimismo, más del 20% de los establecimientos hoteleros
cerraron o piensan hacerlo. Si a esto se le adiciona aquellos que decidieron
abrir sólo en temporada, se llega a un porcentaje superior al 50% del total de
hoteles encuestados.
Lo antedicho «conlleva una actitud conservadora hacia
gastos superfluos, como los son las erogaciones para vacaciones y demás
consumos típicos del período invernal. Este escenario determinó la reducción de
los márgenes empresarios que, si bien se han mantenido respecto del año pasado,
se encuentran por debajo de las temporadas previas».
El informe señala que «buena parte de los magros
resultados en materia de turismo interno se presentan como producto del
importante aumento en combustibles. Comparando el precio en surtidor respecto a
10 meses atrás, se registran incrementos promedio del 43%, siendo las naftas
Premium las que más aumentaron (+48,7%)».
Agrega que «las vacaciones de invierno son el período
de mayor demanda para muchos centros turísticos y demás actividades recreativas
que funcionan en torno a éstos. Por ello, una buena o mala temporada de
vacaciones de invierno es sumamente relevante para el desempeño global de las
economías regionales».
Algunos sectores de actividad, como el del turismo, se
encuentran particularmente afectados por el grado de solidez del consumo
interno. En ese contexto, los gastos de consumo «no esencial», como
son aquellos destinados a costear las vacaciones de invierno, son fácilmente
postergables.
Por último, el documento destaca que «la reciente
devaluación también tuvo su traslado a precios internos lo cual afectó al poder
de compra local. La proporción de los ingresos destinado a las vacaciones de
invierno se reduce sensiblemente, siendo muchas veces la restricción limitante
para no poder vacacionar en el período invernal. El clima vivido durante las
últimas semanas, donde se produjo una escalada del dólar, sumado a la
incertidumbre creciente sobre la evolución de la economía, imprime cautela
sobre los sectores de menores salarios ante gastos que se pueden reducir o
eliminar». (Ámbito) 

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