
(Por Agustín Balladares) Algunos sectores analizábamos en la derrota del 2015 que la perdida más significativa fue la de la política, incluso más profunda que la de carácter electoral y gubernamental.
Esta idea se reafirma en la cotidiana cuando los ceo´s y especuladores más importantes de nuestro país ocupan sectores neurálgicos del Estado nacional y actúan en su consecuencia. Las predicciones lanzadas en aquella “campaña del miedo” se volvieron realidad con una violenta rapidez y no hay sujeto social argentino que lo aguante.
Indudablemente Agosto fue el peor mes en la era Macri. Para muchos la gravedad de la situación detonó cuando se la comenzó a medir con la vara mediática, alcanzando un gran nivel de visibilización, sin embargo el contenido de esa mediatización, los economistas desfilando los estudios de tv y la respuesta del gobierno estuvo coptada por las posibles soluciones a la suba del dólar, su colapso en las lebac’s y todas las particularidades inherentes a los mercados y no a los urgentes problemas que están atravesando las y los trabajadores de a pie. Los mercados condicionan y juegan el “tira y afloje” con un gobierno deslegitimado, desautorizado, que además respondiendo a su perversa identidad histórica, se siente correspondido ocupando este papel en la historia. Ya está en sastrería el traje a medida que el FMI le mandó a hacer al gobierno, es por eso que detrás de palabras esquivas se esconde el objetivo de achicar el Estado y desintegrar la Nación. La reducción de los ministerios responde a este mismo patrón y deja entrever casi como una “revelación del inconsciente” del gobierno cuales son las áreas que menos considera importantes, volviendo a diseñar un Estado pre-peronista donde ministerios centrales como el de salud y trabajo pasan a ser secretarías, dejando entrelineas la idea de que la estrategia para salir de la crisis no va a pasar por la reactivación económica y del mercado interno a través del trabajo y la industria nacional.
Faltan meses para Diciembre y los saqueos los está haciendo Cambiemos. Macri poniendo en palabras, por primera vez, una acción que viene haciendo desde que asumió “va a aumentar la pobreza”. Además se suma el agravante que la nueva medida de las retenciones genera un escenario propicio para que la oligarquía argentina, fiel a su tradición, muestre su descontento frente a su pérdida de intereses.
El estado en retirada de sus tareas centrales, la política alejándose de su rol de representar y los de abajo pagando con su espalda todo este combo que se refleja en tener que postergar necesidades centrales como la urbanización de los barrios, políticas alimentarias, trabajos con remuneraciones dignas, salud, educación de calidad y todos los vértices que constituyen la justicia social. En nuestro Lanús se refleja a la perfección esta cruda realidad y el Estado acá, en nuestra patria chica, no abraza las causas vinculadas al trabajo, la inclusión social ni nada que abone a la recomposición del tejido social. Cuando el contexto retrocede también retroceden los niveles de demanda de los sectores populares, corriendo el riesgo de pasar de discutir la incorporación formal a las fuentes de trabajo a necesitar bolsas de alimentos para tirar agua con regadera a un incendio en propagación.
En momentos de crisis no solo tenemos que tener un preciso diagnóstico de la situación sino una constante intervención en la realidad. Por un lado trabajar para la unidad, defender y evitar la sangría de derechos de los sectores que históricamente representamos y, por el otro, hacer que el gobierno redireccione sus políticas económicas. Si no lo hace, creemos que tiene que tener un fin, tiene que haber otra salida, institucional y política, sin caos ni violencia, por dos grandes motivos; el primero porque si hay muertes las pone el pueblo y, el segundo, porque la política y la democracia no pueden deslegitimarse. Es la única herramienta que tienen los pueblos para alcanzar la justicia. Mientras tanto, la calle invita y es ahí donde vamos a poner los esfuerzos para gritar bien fuerte, como diría Francisco, que este sistema ya no se aguanta.
Agustín Balladares es integrante mesa provincial Movimiento Evita.
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