
Aunque la institución bancaria tiene una antigüedad que remonta sus antecedentes a miles de años en el pasado y sus funciones primordiales se han mantenido con pocas modificaciones, el masivo desembarco de la tecnología ha causado una revolución sin precedentes que promete modificarla y hacerla irreconocible a corto plazo.
Básicamente, desde el tiempo en que griegos y romanos eran el centro del mundo, la banca otorga créditos, recibe depósitos y cambia dinero. Sea con una toga o con traje y corbata, el interesado en realizar una operación debía concurrir a un lugar físico, acreditar su
identidad y mostrar su capacidad de pago para conseguir que se le otorgara plata a cuenta. Pero esta actividad, que ha evolucionado con lentitud, está siendo revolucionada- y no es una exageración- por las nuevas tecnologías.
“Fintech” es un neologismo nacido de la unión de la palabra “Financial” y “Technology” que describe a la aplicación de recursos de la cuarta revolución industrial para la creación de un nuevo sistema bancario. Se caracteriza por fusionar el mundo físico, el digital y el biológico, y -así como ha cambiado la forma de educar, de orientarse en una ciudad, de pedir comida o de conseguir un auto de alquiler- está también transformando cada una de las industrias, incluyendo a la banca.
Estas nuevas empresas, sostenidas por la aplicación de Machine Learning y Big Data (tencología digital que aprende de los masivos datos con la que se la alimenta), tienen costos más bajos de funcionamiento y ahorran gastos al no tener sucursales bancarias. Esa eficiencia se refleja en mejores tasas para inversiones y préstamos con intereses menores.
Como ejemplo, mientras que un banco puede demorar semanas en otorgar una cuenta o crédito, fintechs como solventa.com.ar otorga créditos y préstamos personales de forma 100% online, sólo con DNI y sin recibo de sueldo. En ese mismo sentido, otras fintech ofrecen intereses de inversión anual varios puntos por encima que los bancos tradicionales: mientras que el Banco Nación ofrece una tasa del 54% anual, las tecnológicas están por encima del 60%.
Tal es la revolución que los bancos tradicionales deben adaptarse y convertirse o correr el riesgo de perder a sus clientes. Un informe de la calificadora de riesgo Moody’s afirmó hace menos de una semana que la llegada de las fintech a la Argentina son un serio desafío para las instituciones que otorgan tarjetas de crédito ya que las tecnológicas no sólo disputan a los clientes tradicionales sino que, además, van a la caza de los excluidos del sistema.