
En plena conversión del mercado laboral, por obligación o por vocación, muchos han emprendido el camino del emprendedurismo. Según datos oficiales, el trabajo por cuenta propia fue la única actividad que creció en los últimos años.
Sean jóvenes que recién se inician en la vida profesional o mayores que cambian por vocación u obligación, el universo emprendedor sólo permite triunfar a quienes comprenden que son parte de la cuarta revolución industrial, la de las comunicaciones y el conocimiento.
Eso implica que no se puede ser emprendedor con las reglas del viejo comercio, con la compraventa cara a cara, sino que hay que valerse de todos los recursos que desde hace décadas ofrece Internet y las redes sociales.
En ese punto, un sitio web es un paso casi obligado para el hombre de negocios del siglo XXI. Todas las grandes empresas, tanto aquellas históricas y tradicionales como las nuevas, poseen una página en Internet.
Si el primero de los mandamientos del mundo 2.0 es estar en él, el segundo es estar de la manera correcta para llegar a más público. Por ello, tan importante como tener un sitio es el mantenimiento web que se le de. Un ejemplo basta para dar cuenta de la situación: si durante un día de verano se ingresa a un portal y se encuentran noticias o promociones de invierno, se podrá pensar que el emprendimiento dejó de trabajar o existir.
Mantener actualizado el contenido, de manera accesible y con capacidad para ser compartido por las redes sociales debe ser una meta en la estrategia comunicacional de una nueva empresa.
En ese sentido, también se debe estar atento al servicio de alojamiento del sitio y la renovación del mismo: la falta de pago puede significar que la página quede off-line y que los clientes interpreten que la empresa no existe más.
Aunque algunos pasos se pueden dar de manera intuitiva, es conveniente contar con la asistencia de profesionales que conozcan las herramientas de posicionamiento en los principales buscadores. No sólo hay que existir, también hay que aparecer en Google y Bing. Y no basta con aparecer, sino que hay que hacerlo en las primeras páginas. Los estudios demuestran que muy pocos internautas pasan a la segunda.
Igual de importante que la actualización del contenido, el mantenimiento del alojamiento sitio y su posicionamiento en los buscadores es el diseño del sitio. En la época de la lenta decadencia de los ordenadores de escritorio se necesita que todo esté disponible para ser visto a través de pantallas de tablets y, especialmente, de celulares.
Aunque nada asegura el éxito de un emprendimiento, los estudios aseguran que la no presencia en el mundo digital condenan al fracaso a cualquier intento comercial. En ese sentido, el diseño y mantenimiento web deben estar entre las prioridades comunicacionales del emprendimiento naciente.
Peter Drucker, filósofo de management afirma que emprender no es ni ciencia ni arte, es una práctica”. Tomar con cuidado la comunicación es, entonces, un trabajo cotidiano.