La Justicia bonaerense dictó ayer una restricción de acercamiento y prohibición de contacto para un pastor de los Testigos de Jehová de Quilmes luego de que una joven de 20 años, que lo denunció por acoso sexual, dijera que recibió amenazas por parte del hombre y sus allegados.
El pastor fue denunciado por acoso y amenazas por parte de una joven que pertenecía a la comunidad, quien hizo una publicación en redes sociales y produjo que otras mujeres relataran que vivieron situaciones similares con la misma persona.
La denuncia fue radicada por la joven, que se identificó como Cintia, de 20 años, en la UFI N° 8 de Quilmes con una carátula tentativa de «abuso sexual».
«La denuncia la realizó Cintia en una comisaría y en redes sociales, donde se viralizó y empezaron a aparecer otras víctimas no sólo de este pastor sino también de otros en Quilmes. Muchas de las víctimas eran menores de edad en el momento de los abusos», dijo a Télam el abogado de la denunciante, Paolo Zaniratto, y agregó que su defendida «sufrió hostigamiento y amenazas de personas de la comunidad».
«Hemos pedido a la fiscalía una medida precautoria para ella y restricción perimetral», precisó Zaniratto.
De este modo, el juez Martín Nolfi, titular del Juzgado de Garantías No 2, dispuso como medida cautelar «la prohibición de contacto -por cualquier medio- del imputado con la denunciante y su grupo familiar, así como la restricción de acercamiento -también en este caso por cualquier medio- al domicilio de la misma», según el fallo que se conoció hoy.
El primer posteo de la denunciante sobre el acoso fue el 13 de junio, y en los comentarios otras mujeres se sumaron a la denuncia y dejaron su testimonio contrario al pastor.
Según el relato de la denunciante, el hostigamiento comenzó en agosto de 2019 cuando la joven intentaba dormir.
Durante la madrugada recibió un mensaje de WhatsApp que la sorprendió: «Mandame fotos de cómo estás vestida»; «venite que te pago el Uber o el Taxi», fueron algunos de los mensajes del pastor que consignó la joven.
Enterado el Consejo de Ancianos (de la iglesia) sobre la situación, se convocó al pastor a dar las explicaciones del caso y, según cuenta la joven en sede judicial, éste negó todo en primera instancia y el resto de los pastores decidieron no avanzar.
A estos mensajes, se sumaron intimidaciones: a los intentos de pedidos de perdón para evitar el escándalo y la denuncia, siguieron amenazas de agresión física y hasta de muerte que la joven presentó también a la Justicia que ahora investiga la causa.
«Vemos también un pacto de silencio en la congregación que intenta brindar impunidad a los perpetradores de los hechos. Esperemos que la justicia avance, se investigue, se proteja a las denunciantes y se llegue a la verdad de los hechos», aseguró el abogado.
«Queremos avanzar contra autores y encubridores. Esta clase de delitos se deben investigar siempre con amplitud probatoria, teniendo en cuenta cada hecho y no revictimizando a las denunciantes», agregó.
«Cintia perteneció a comunidad pero hace un tiempo se alejó. Muchas de las víctimas continúan siendo parte», advirtió Zaniratto.