Las políticas de aislamiento y la implementación del home office
por parte de varias empresas del sector público y privado generaron que muchas
personas se replantearan el estilo y confort de la vivienda que habitaban. Así,
quienes solo utilizaban su departamento para dormir o descansar el fin de
semana se dieron cuenta del poco espacio disponible a la hora de llevar
adelante una rutina de trabajo y cotidianeidad completa. A esto se le sumó otro
factor: la crisis económica. Comprar hoy una casa en Argentina es casi una
misión imposible y lo mismo ocurre con aquellos que poseen un terreno y desean
construir.
Ante este panorama, no son pocos los que han optado por las
casas prefabricadas, que reducen en casi un 40 por ciento los costos y aceleran
los procesos de edificación. Ahora bien, es importante comparar e indagar sobre
los distintos tipos de construcciones y precios, a fin de evitar posibles
fraudes o ventajas por parte de las empresas del sector. Para eso, se
recomienda visitar sitios de compañías especializadas en el tema, donde los
interesados pueden conocer los modelos y tipologías de las viviendas; las
formas y planes de pago; los proveedores más cercanos a su zona y con mejor
reputación; y los comentarios de otros clientes. Además, estas entidades se erigen como mediadores
entre las personas y las constructoras para asegurar el cumplimiento del trato
en tiempo y forma.
Las casas prefabricadas pueden montarse a partir de
distintos materiales. Las más conocidas y accesibles son las de madera, que ya
llevan décadas de permanencia en el sector. Las de acero, que no son tan
frecuentes debido a que son más costosas,
pero que permiten lograr terminaciones muy modernas y un estilo arquitectónico
sofisticado; las de hormigón, material que se mezcla con otros y que extiende
la durabilidad de la edificación; y las de PVC que poseen un ensamblaje
sencillo y resistente. Otras opciones a tener en consideración son las de
chapa, las de fibrocemento y las que se construyen a partir de contenedores.
Uno de los interrogantes más frecuentes se basa en la
durabilidad de este tipo de viviendas. La respuesta dependerá de los
materiales, calidad de construcción y el correcto mantenimiento que le
brindemos. Hablar de un número exacto de años es algo que siempre resultará
inexacto. Sin embargo, es bueno saber que la vida útil es similar a la de una
propiedad de material, siempre y cuando la cuidemos como corresponde.
En esa línea, cabe aclarar que estas casas llevan más mantenimiento
que las construcciones tradicionales, debido a que tratamos con materiales que
son más propensos a deteriorarse con la humedad. No obstante, algunas de las
construcciones que hoy se ofrecen en el mercado pueden lograr un escaso o igual
mantenimiento que las edificaciones realizadas en base a ladrillos. Entre ellos
podríamos mencionar: repasar la pintura aislante y membrana; chequear el estado
de las canaletas; y evitar obstrucciones en los desagotes, entre otros.
Las casas prefabricadas incluyen, en general, las paredes y
techo; las aberturas; y los artefactos para el baño y la cocina.