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Pidieron prisión perpetua para el acusado de matar a su expareja y a la hija de ella en Monte Chingolo

La fiscal y la querella pidieron que sea condenado a prisión perpetua el joven de 27 años acusado de asesinar y enterrar en los fondos de una casa a su expareja y a la hija de 7 años de ella, en una vivienda de Monte Chingolo.
El pedido de pena máxima fue formulado por la fiscal de juicio Leila Selem en su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Lomas de Zamora, que juzga a Alejandro Romero Lugo (27) desde el 25 de abril por el doble femicidio de Cristina Beatriz Iglesias (40) y de su hija, Ada Antonia Iglesias (7).
Ante el tribunal encabezado por la jueza Mariela Gianina Aprile, la fiscal acusó al imputado como autor del «doble homicidio doblemente agravado por alevosía y por el vínculo», delito que prevé la pena de prisión perpetua.
Tras el alegato de la fiscal Selem, la hija de Cristina y hermana de Ada, Dolores Iglesias, se quebró en llanto y los alegatos debieron interrumpirse por 10 minutos, hasta que fue asistida por personal médico de los tribunales.
Luego de reanudada la audiencia, la querella, representada por los abogados Mariano Lizardo y Paula Ojeda -especialista en delitos de género-, acusaron a Romero Lugo con una diferente calificación legal: «homicidio triplemente agravado por alevosía, por el vínculo y por mediar violencia de género (femicidio)».
«Junto a la doctora Ojeda solicitamos el máximo de la pena que prevé nuestro Código Penal, que es la sanción de la prisión perpetua por la forma en la que fueron llevados a cabo los dos femicidios», expresó Lizardo luego de finalizar su alegato.
Por su parte, la defensa del imputado «no se opuso a los hechos» y «consintió la autoría y responsabilidad» de Romero Lugo, aunque sí discutió los agravantes del hecho y solicitó que el acusado sea procesado solamente por el delito de «doble homicidio simple», según especificaron los voceros.
Finalizados los alegatos, el imputado tuvo lugar para pronunciar sus «últimas palabras», donde pidió «perdón» y dijo estar «arrepentido» por los hechos.
«Fue el primer acto de arrepentimiento que mostró desde el inicio del debate», expresó Lizardo sobre los dichos de Romero Lugo.
En tanto, fuentes judiciales confirmaron que la lectura del veredicto tendrá lugar el próximo lunes a las 11 en los tribunales de Lomas de Zamora.
El doble femicidio ocurrió el 25 de marzo de 2020 -a cinco días de iniciado el aislamiento social, preventivo y obligatorio (Aspo) por la pandemia de coronavirus-, y fue descubierto dos días después en una casa de la calle Domingo Punta 4064, de Monte Chingolo, en el sur del conurbano.
Según los forenses que trabajaron en el lugar, Cristina fue degollada en el marco de una pelea, mientras que su hija recibió cortes en el cuello, para lo cual el agresor aprovechó la «condición de vulnerabilidad e indefensión de la víctima, derivada en su diferencia física y de fuerza», según consta en el requerimiento fiscal.
Romero Lugo, quien era pareja de Cristina al momento del hecho, fue detenido dos días después y, tras inventar una coartada, terminó confesando el doble femicidio.
En la elevación a juicio -a la que tuvo acceso Télam-, el fiscal Jorge Grieco reseñó que en una declaración informal ante la policía el imputado acusó a un conocido suyo que le vendía marihuana para consumir y realizó relatos «telenovelescos e inverosímiles en los que, increíblemente, resultaba una víctima que obraba coercionado en aras de permanecer vivo».
Finalmente, en su declaración judicial confesó el crimen y dijo que asesinó a su novia cuando consumían pastillas y alcohol y que luego mató a la niña, tras lo cual cavó el pozo en el fondo de la casa y enterró los cuerpos.
Los investigadores determinaron que el imputado «limpió con gran dedicación la escena principal (interior de la casa), lavando la sangre, girando uno de los colchones a fin que no sea visible el rastro hemático, lavando incluso en el lavarropas un oso de peluche y ropa de cama».
Además, para los pesquisas Romero Lugo se apoderó del teléfono celular de Cristina y «respondió mensajes a la hija mayor de ésta, montando un teatro en el que se hacía pasar por la víctima con el objeto de siquiera levantar sospecha».
El acusado estuvo prófugo un par de días, en los que visitó a la madre de su hijo -a quien le llevó pañales-, a una amiga y finalmente se alojó en el domicilio de su hermana, donde fue arrestado.

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