Una mujer y dos de sus hijos que estaban detenidos como acusados de asesinar y descuartizar al esposo de la primera en junio pasado en Villa Fiorito, fueron liberados por la Justicia, al considerar que cometieron el crimen porque eran víctimas de violencia de género y familiar, informaron hoy fuentes judiciales.
Este fallo se conoció un día después de que un Tribunal Oral Criminal de Pergamino absolviera a Mafalda Secreto (65) por el crimen de su esposo, a quien baleó y descuartizó en 2019 para defenderse de las permanentes situaciones de violencia a las que la sometía.
Fuentes judiciales confirmaron a Télam que en el caso de Villa Fiorito, y a pedido de la fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 16 Especializada en Violencia de Género y Violencia Familiar del departamento judicial de Lomas de Zamora, Marcela Juan, la jueza de Garantías Laura Ninni liberó a Laura Marcela Campos (46) y a sus hijos Mariano Gabriel (18) y Fabián Alejandro (20) Campos, imputados del «homicidio agravado por el vínculo y por el concurso premeditado de dos o más personas» de Daniel Tomás Silvero (56), pareja de la mujer.
Las liberaciones se produjeron luego de que la fiscal Juan decidiera no solicitar convertir en prisión preventiva las detenciones al argumentar que tanto la mujer como sus dos hijos «resultaban víctimas de violencia de género y familiar en todas sus formas» por parte de Silvero.
Al momento de ser detenida, Campos confesó el crimen de su esposo y dijo que era insoportable vivir con Silvero, a quien definió como un violento abusador, al que no podía dejar a solas con su hija por temor a que le hiciera algo.
Es que en 2019 el hombre había sido denunciado la violación de la hija adolescente de Campos, ante UFI 9 Especializada en delitos contra la Integridad Sexual.
Anteriormente, en 2010, Silvero había sido denunciado por otro abuso sexual, aunque la causa quedó archivada, dijeron las fuentes.
«La fiscal tomó en cuenta que la familia Campos vivía en una situación de violencia desde 2014», dijo a Télam Gisele Barraza, abogada de la familia de Silvero.
Según la letrada, la mujer declaró que conocía a la víctima hacía aproximadamente 24 años y que el hombre había tenido otra esposa y 11 hijos.
En tanto, Campos y Silvero se casaron en 2020 y tuvieron un hijo que es menor de edad.
Tras ordenar la libertad de los tres acusados, la jueza de Garantías les impuso como condición notificar un domicilio de residencia, que fijaron en el partido bonaerense de Tigre.
Madre e hijos están libres aunque continúan vinculados con la investigación por el homicidio de Silvero, indicaron las fuentes.
El hombre había sido visto por última vez el 1 de junio pasado a las 20, cuando fue registrado por una cámara de seguridad en momentos en que llegó a bordo de un auto blanco a la vivienda en la que convivía con su esposa.
Una de las hijas del primer matrimonio de Silvero denunció su desaparición tras recibir un mensaje de texto supuestamente escrito por él, en el que le comunicaba que alquilaría otro domicilio y cambiaría el chip de su teléfono celular.
Tras la denuncia, efectivos de la comisaría 5ta. de Villa Fiorito, luego de encontrar restos mutilados en un basural de las calles Necol y Darwin, de Villa Fiorito, fueron en busca de su esposa, quien terminó por confesar que había sido la autora del crimen.
La mujer detalló que había matado a golpes a Silvero y que luego lo había descuartizó y arrojado los restos en distintos sitios del partido de Lomas de Zamora.
Ante esta situación, la fiscalía dispuso las aprehensiones de la mujer y de sus dos hijos carniceros como sospechosos del homicidio.
Con el correr de la pesquisa, y tras determinarse que madre e hijos eran víctimas de violencia, la fiscal solicitó las liberaciones, efectivizadas el 1 de julio pasado por orden de la jueza del caso.
Si bien fue anterior, el caso se dio a conocer hoy, un día después de que la Justicia de Pergamino absolviera a Mafalda Secreto por el crimen de su esposo, José Luis Arenas (60), hallado descuartizado el 1 de junio de 2019 en una vivienda ubicada en la calle 11 entre 50 y 51, de la ciudad bonaerense de Colón.
Para los jueces, Secreto «se defendió» de la violencia permanente que Arena ejercía sobre ella, ya que las «controlaba y disponía» de su vida y ella «se encontraba bloqueada directa e indirectamente».
El tribunal añadió que «Secreto padecía violencias de todo tipo, de manera reiterada, constante y en aumento» y que se encontraba en «una clara posición de inferioridad física y psíquica respecto de su agresor».