El hombre acusado de haber asesinado a su padre, un médico que en noviembre de 2020 fue hallado muerto en su casa de Quilmes, dijo ayer que se trata de una “imputación injustificada”, ya que él pudo acceder a la caja de seguridad de la víctima porque el banco se lo permitió y no sacó “nada” de ella.
Se trata de Vicente Manuel Campolo (50), quien aseguró a A24 que estar imputado del crimen de su padre Vicente José «Tito» Campolo (78) “es una injusticia total” dado que su familia “desde el minuto cero” está “aportando e impulsando la investigación”.
Sin embargo, la fiscal de la causa, Ximena Santoro, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 de Quilmes, sostuvo en su acusación que a los cinco días del crimen del médico, Campolo hijo «previo a desapoderar ilegítimamente a Andrea Monteagudo de la llave de la caja de seguridad» fue a una sucursal bancaria y se llevó dinero de su padre.
Al respecto, Vicente aseguró que se trata de “una imputación injustificada” y explicó: «Si el banco me permite el acceso a la caja, es porque tengo el derecho de estar en la caja”.
“Yo no saque nada de la caja de seguridad”, afirmó.
Es que, de acuerdo con la pesquisa el hombre, que ayer se negó a declarar como acusado del “homicidio agravado por el vínculo» ante la fiscal Santoro, en total realizó cinco visitas a ese banco y se apoderó de unos 200.000 dólares que había en una caja de seguridad.
“Me parece que es una total injusticia, nosotros estamos aportando y a derecho con los abogados desde el primer momento, colaborando”, dijo Campolo hijo.
Respecto a la posibilidad de que arrojó a su padre por las escaleras, el hombre contó que sufre de “una lesión en la columna” por la que fue “operado” y tiene “declarada una incapacidad”, además de “una falta de motricidad en uno de los brazos”.
Por último, aseguró: “Desde hace un año y diez meses que estoy reclamando por el asesinato de mi papá, y el esfuerzo se lo merece porque mi papá era una persona extraordinaria en el ámbito laboral, en todo tipo de ámbito, era una persona desinteresada que ayudaba y era una persona de darle soporte a quien lo necesitaba continuamente.»
De acuerdo con la reconstrucción judicial, el hecho ocurrió entre las 3.45 y las 9 del 20 de noviembre de 2020 en la vivienda situada en Jujuy al 800, de Quilmes.
Si bien la muerte de Campolo ocurrió durante las primeras horas, recién al mediodía su pareja, Andrea Monteagudo -ya fallecida-, halló el cuerpo, ya que, según declaró entonces, dormían en habitaciones distintas y, como ella siempre lo hacía profundamente, no llegó a escuchar ruidos ni ladridos de su mascota.
Ese testimonio, sumado a que los peritos no detectaron ningún ingreso a la vivienda, como tampoco aberturas forzadas ni faltantes, llevó a sospechar a los investigadores que el autor del crimen «no podía ser un extraño ajeno a la familia».
De la causa se desprendió que tras encontrar el cuerpo del médico, Monteagudo llamó al hijo de su pareja, quien llegó a la casa a los pocos minutos acompañado por un allegado de la familia y por un comisario mayor de la policía, que se comunicó con la fiscalía de turno y a sus colegas de la zona.
Durante la investigación, el hijo del médico repudió mediante publicaciones en redes sociales el trabajo de esa fiscal e incluso realizó denuncias por mal desempeño en su contra, por lo que ésta se excusó de continuar a cargo del expediente.
Mientras que a fines de marzo pasado, la causa quedó en manos de la fiscal Santoro, quien comenzó a investigar a Campolo hijo a partir del análisis de varias pruebas que había recolectado su colega, entre ellas testimonios de peritos y entrecruzamiento de las antenas de teléfonos celulares de los implicados en el hecho.
Para la fiscal fue clave el testimonio de dos agentes de la Policía Científica que trabajaron el día del crimen en la casa del médico, quienes coincidieron en que la policía que ya estaba en la casa «demoró» su ingreso a la vivienda, que en el interior «había una gran cantidad gente» y que «bien pudieron haber modificado o contaminado el escenario».
En su requerimiento de indagatoria, Santoro concluyó que efectivamente «la escena del hecho fue modificada», ya que «el cuerpo de la víctima había sido arrastrado, por ende, la posición de hallazgo no fue la posición final».
«El agresor además intento eliminar rastros del delito limpiando una de las paredes de la escalera», añadió la fiscal, en base a las afirmaciones de los peritos científicos.
También determinó que en el horario del crimen la señal del teléfono celular del hijo del médico impactó en una antena cercana al domicilio de su padre y además mantuvo distintas comunicaciones durante las primeras horas del día, lo que para la fiscal es un indicador de que «se dedicó a planificar su coartada».