El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, junto al expresidente de Ecuador, Rafael Correa Delgado, participaron ayer de la presentación del libro “Economía como ideología disfrazada de ciencia”, donde destacaron la importancia de desarrollar una teoría económica enfocada en Latinoamérica y escrita desde «el campo popular».
En el Aula Magna de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), en una actividad presentada por el rector de la UNQ, Alfredo Alfonso, y moderada por la directora del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL), Gabriela Rivadeneira; el gobernador Kicillof explicó que “Economía como ideología disfrazada de ciencia” es un libro producto de un curso del que él participó, dirigido a estudiantes de diferentes países.
El mandatario bonaerense se refirió a las experiencias presidenciales de líderes latinoamericanos como Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Luis Inacio Lula Da Silva, Rafael Correa, Evo Morales y dijo que se trataron de “gobiernos que llevaron adelante experiencias económicas con factores comunes”.
“No tuvimos tiempo de elaborar una teoría económica particular correspondiente a lo que se hizo y los resultados que tuvimos, no nos pudimos dar el espacio de desarrollar los instrumentos teóricos para explicar lo que estábamos haciendo”, indicó Kicillof y destacó que el libro “permite reflexionar sobre diferentes aspectos de la economía contemporánea latinoamericana”.
“La historia de lo que pasó en aquellos años se está escribiendo y no la está escribiendo el campo popular. Estamos a la defensiva con aquellos que cuestionan los datos duros”, agregó.
“Cuando uno encuentra que quien sostiene determinadas teorías económicas llega a conclusiones que lo favorece, es cuestión de sensatez y de sentido común dejar de confiar de quien defiende esa teoría”, dijo Kicillof al hacer un repaso de la teoría económica.
Consideró que “estas teorías se han convertido en un estadio superior, se han convertido en sentido común. Me ha pasado de escuchar a un taxista defender la teoría cuantitativa de dinero, teorías que nadie desde la academia defiende”.
En ese sentido, planteó que “el problema que tenemos es que cuando estas teorías permean en el sentido común es más compleja de discernir entre lo científico e ideológico porque forma parte del pensamiento corriente”.
Finalmente se refirió a la formación de los economistas y consideró que “la formación se ha degradado tanto que no hay que leer ningún libro completo, el economista se forma con manuales, que son papillas premasticadas que vienen de países centrales”.
“El conocimiento, la ciencia, se aprende a través de estos textos, que solo enseñan la escuela oficial, la ortodoxia”, indicó el exministro de Economía y señaló que para quienes están en la gestión es “imposible renunciar al conocimiento a la ciencia, al análisis, es indispensable, porque si uno no comprende el mundo, todo se hace más difícil. Pero no solo es comprenderlo, la cuestión es transformarlo”.
En esa línea, indicó que su planteo no busca que se “enseñen las escuelas de pensamientos con las que yo comulgo; me parecería, como me parece ahora inconducente enseñar una sola corriente de pensamiento, lo único que digo es que los economistas no se pueden formar conociendo una sola verdad”.
“Tal vez por haber conocido una sola expresión después no le queda otra que defenderla y aferrarse a eso. Ahí está el valor del libro, y esa es una tarea política”, dijo y agregó que “la oposición se aferra a recetas fracasadas”.
Por su parte, el expresidente Correa hizo un recorrido histórico de la economía, que comenzó con una reflexión del economista Raúl Prebisch, de quien destacó que “es preciso superar la indigencia ideológica prevaleciente en nuestros países en estas materias, esa proclividad secular a recoger afuera lo que es ajeno en gran parte a la realidad latinoamericana y a sus exigencias”, y al respecto indicó “que hay presentar alternativas” a las teorías de ciencias vigente.
En su ponencia, Correa repasó la teoría económica de Adam Smith, en su libro «La riqueza de las naciones», y propuso «el fin del lucro como motor de la sociedad», y dijo que desde esa posición el autor ya «nos estaban pasando ideología como ciencia».
«Lo que describe Smith es lo que actualmente es una empresa capitalista que por definición busca maximizar utilidades, pero solo es una clase del total de organizaciones”, explicó el expresidente ecuatoriano y añadió que “el liberalismo lo usó para todo, sin lugar para el altruismo o la buena voluntad, y lo extrapolan a los seres humanos, a los consumidores”.
Correa, señaló que la legitimación de esa teoría fue conocida como “la mano invisible, que planteaba que así se lograba el mejor estado social y económico, cada quien buscando fin de lucro vamos a lograr un estado eficiente”.
En esa línea, indicó que si bien Smith nombró una sola vez la mano invisible, “se agarraron de eso para crear una parafernalia”.
Luego Correa se refirió a la obra de Principio de Economía de Alfred Marshall que, dijo que “consolida la teoría subjetiva del valor y el esquema de oferta y demanda, y dejó en el camino el nombre economía política utilizada por los clásicos denominándola simplemente como economía”.
En su exposición el economista ecuatoriano criticó que dentro del esquema de oferta y demanda se sitúe al trabajo como mercado de trabajo: “Es un insulto porque el ser humano no es mercancía, el trabajo humano participa de la producción, es un factor de producción no es juicio de valor, es un sujeto, no es un objeto”.
Correa, además, cuestionó la teoría que plantea la reducción de impuestos a los ricos para generar ahorro que beneficiaría a todos:
«La realidad es que esas copas, cuando más se llena, más crece, pero no se llena nunca. Esto es demencia, porque según evidencia no es opinión, la drástica reducción de impuestos a ricos en Estados Unidos disminuyó la recaudación y al país le tomó cerca de 20 años recuperarse de esta idea».
“Lo que hacen es convertir en grafiquito, su ideología”, dijo el expresidente.