Desde 1936 cuando se decidió ensanchar, la calle Corrientes ha sido un ícono de la noche porteña. Sus teatros, librerías y pizzerías son algunos de los ingredientes de esta emblemática avenida que se mantiene viva a lo largo de los años.
Es por ello que para los productores es un gran desafío desembarcar con sus obras en la avenida Corrientes. Tal es el caso de Bruno Galiazzi, quien, a pesar de su juventud, ha logrado establecerse como un productor teatral exitoso y ha sido reconocido como una de las estrellas emergentes en la industria. Con solo 26 años de edad, ha producido obras con grandes figuras del Rio de la afirma el joven Plata.
Además de su experiencia en producción, Bruno Galiazzi también es conocido por su visión innovadora y su dedicación a llevar el teatro a nuevos públicos y comunidades. Bajo su liderazgo, Host Producciones ha expandido su alcance y se ha convertido en uno de los mayores proveedores de entretenimiento teatral en el país.
“Ser un empresario teatral puede ser un desafío y una aventura emocionante al mismo tiempo, estar pendiente a las necesidades del público, adaptarse a las necesidades que exige el mercado, pero es un trabajo que me divierte hacerlo y cuando la gente se va feliz de las funciones es lo que nos alimenta el corazón tanto a mi como a todo el equipo de trabajo, principalmente a los artistas, productor”, explicó Galiazzi a la prensa.
Este joven talento es una muestra de las prometedoras figuras del teatro y demuestra que la edad no es un obstáculo para el éxito y la influencia en la industria.
Historia de la calle Corrientes
La calle Corrientes nace en el barrio de Puerto Madero y termina en el de Chacarita. A lo largo de sus 70 cuadras, atraviesa los barrios de Balvanera (en sus zonas de Once y Abasto, como se los conoce, y donde se encuentra el Shopping Abasto), Almagro y Villa Crespo, todos muy vinculados con la historia del tango y la cultura. Su nombre recuerda a la primera ciudad del interior de la Argentina que apoyó la Independencia del país.
Por su vida nocturna, se la conoce como “la calle que nunca duerme” y esto se debe a que, principalmente entre la calle Esmeralda y la Av. Callao, hay una gran concentración de librerías, teatros, pizzerías y bares, algunos considerados «Notables”.
Según la página de Turismo porteño, la avenida fue testigo de la época de oro del tango, ya que en ella o en sus inmediaciones funcionaron bares, teatros y cabarets donde tocaron los grandes músicos de la primera mitad del siglo XX. En el 2006, comenzaron a renovar el mobiliario urbano y a ensanchar aún más las veredas.
Corrientes es la bohemia de los años 40, es Gardel, el tango y la vida nocturna. También es la de los 60 y principios de los 70, con sus discusiones políticas, culturales y literarias en los bares y cafés de las esquinas más emblemáticas. La Corrientes de las librerías que cierran tarde, la de los cines de arte y la de las pizzerías que bajan sus persianas aún más de madrugada. La del Teatro San Martín y la de Lugones. La Corrientes del Centro Cultural Rojas, que está pasando la Av. Callao, que en los 90 reinventó la escena del arte contemporáneo. También la de los kioscos de diarios que venden las principales revistas culturales. Y, por supuesto, la Corrientes de los teatros, de las marquesinas que iluminan los rostros de los transeúntes a punto de llenar las salas