Vestidos con los colores del arcoiris y al ritmo del pop y la cumbia, unos 5.000 habitantes de Avellaneda impulsaron el sábado la consigna «derechos sí, derechas no» durante la II Marcha del Orgullo que recorrió el área céntrica de ese municipio y, en lo que fue uno de los momentos más significativos de la jornada, niños y niñas trans y adolescentes neurodivergentes reclamaron por el respeto a sus identidades.
Los manifestantes, entre los que había personas llegadas de otras intendencias del conurbano y de los barrios lindantes de la ciudad de Buenos Aires, iniciaron su recorrido a las 16 en la Plaza Alsina y lo terminaron una hora más en el Parque La Estación, en el cual también exigieron la sanción de una ley nacional que repare la persecución de personas travestis y trans durante la dictadura cívico militar, y que el Estado implemente políticas más efectivas para erradicar los femicidios, transfemicidios y otros delitos basados en el odio.
Presente entre la multitud que poblaba el Parque de la Estación, donde había una feria y stands de diversos organismos municipales dedicados a la asistencia y promoción de derechos, la concejal electa de Avellaneda Magdalena Sierra señaló que «desde hace más de diez años el municipio viene trabajando por el derecho a las diversidades, sobre todo de las personas más vulneradas, porque entendemos que necesitamos un país, y en particular una Avellaneda, en la que todas, todes y todos pueden vivir en amor e igualdad».
En diálogo con Télam, la también esposa y jefa de Gabinete del intendente Jorge Ferraresi aseguró que Avellaneda combatió la «invisibilización y vulneración» de las personas trans incorporándolas desde 2013 como trabajadoras «en diversas áreas administrativas y sumándolas como beneficiarias de los planes sociales de viviendas».
Frente a la densidad electoral que consolidaron los partidos de derecha en el actual proceso electoral, que concluirá el 19 de noviembre con el balotaje presidencial, Sierra señaló que «las marchas en la calle son importantes para la defensa y ampliación de derechos, pero es más importante cuando la política abraza a esa población y trabaja en pos de sus derechos».
«Somos seres concientes, que lloramos, amamos y sufrimos. Sabemos quiénes somos, cómo queremos ser llamados y cómo debemos ser tratados. Reclamamos respeto a nuestras identidades. ¡Basta de invisibilizarnos! ¡Basta de patologización de las infancias diversas!», enfatizó desde el escenario un niño trans, rodeado por otros infantes trans y mujeres portando carteles que señalaban «Madres orgullosas de las infancias trans».
A continuación, un grupo de adolescentes neurodivergentes, entre ellas con trastornos del espectro autista, reclamaron «una ESI con perspectiva de discapacidad, que incorpore pictogramas para facilitarnos una mejor comprensión».
«No se dejen engañar por las campañas de pánico de grupos fascistas. Desde nuestro espacio entendemos al género como un espectro lleno de posibilidades, no como una cuestión binaria», señalaron en otro pasaje de su discurso quienes se presentaron como un grupo «lesbian neuro queer».
La feria del Parque de la Estación tenía también stands con representantes de cooperativas y otros emprendimientos socio productivos encabezados por trabajadores del colectivo LGBTIQ+, que cuentan con el acompañamiento del Estado nacional y municipal.
Entre los organismos municipales presentes estaba la Secretaría de Mujeres, Géneros y Diversidad, que propicia conversatorios, espacios de encuentros para niños, niñas y adolescentes trans y para sus familias, talleres de formación, gestoría de tramitaciones específicas para el colectivo LGBTIQ+ y acceso al servicio de salud, entre otras políticas.