
El robo fue protagonizado por varios hombres que el martes último, a las 15, llegaron en dos autos a la casa de Roldán Rodríguez -hijo y sobrino de asesinados por la dictadura- en la calle Sáenz Peña al 500, en el momento en que no estaban sus moradores.
Roldán Rodríguez preside la Comisión de Familiares, Vecinos y Amigos de Desaparecidos de Lanas y aseguró que los ladrones, tras `barretear` la puerta «se llevaron una computadora portátil que tiene todas las informaciones conseguidas desde hace años con datos sobre cómo actuaron los represores y sus cómplices en Lanús».
«Revolvieron absolutamente todo como si buscaran algo especial» y, junto a la computadora, también y archivos en papel: «Se llevaron la escritura de la vivienda, el título de propiedad del auto, unas joyas que heredamos de mi abuela, y una cámara de fotos».
«Llama la atención que hayan actuado a plena luz del día y sabiendo que nosotros no estábamos en la casa», señaló el dirigente y sostuvo que «cuando fui a la comisaría a hacer la denuncia la policía me dijo: `alguien te buchoneó`».
«Pero todo indica que hubo una tarea de inteligencia previa, porque sabían que no había nadie en la casa y se llevaron la computadora y archivos», sostuvo.
Roldán Rodríguez es sobreviviente de la llamada «Noche Negra de Escalada», ocurrida en la madrugada del 14 de abril de 1976 cuando un convoy del Ejército recorrió el barrio y secuestró a ocho vecinos y militantes de la Juventud Peronista, que fueron trasladados a la base militar de Campo de Mayo.
De la casa en la calle Magallanes 1748, donde había funcionado la unidad básica «Leopoldo Marechal», los represores capturaron a dos matrimonios: Esteban Roldán y Aída Rodríguez -padres de Ulises- y a sus tíos Miguel Roldán María Giordano Carrizo, dejándolo abandonado a él, de 5 años, su hermano de 3, y el primo de uno.
Las otras víctimas de la «Noche Negra de Escalada» fueron los jóvenes Julia Rosa Dublanski, Nélida del Valle Santervaz, Carlos Alberto Gil, y Hugo Alberto Goyeneche.
Salvo Goyeneche que permanece desaparecido, los otros siete secuestrados aparecieron asesinados, tres meses después, con un tiro en la cabeza y arrojados a una fosa masiva en el cementerio del partido bonaerense de Moreno.
El titular de la Comisión de Familiares, Vecinos y Amigos de Desaparecidos de Lanús confió: «veníamos trabajando para reabrir el local de la calle Magallanes como un centro cultural y para honrar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado»