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Lo que parecía un suicidio podría ser un cirmen pasional

El pasado 11 de octubre, en la comisaría 5ª de Lanús (Villa Diamante), la oficial Ana María Falcón de 21 años, fue hallada por sus compañeros con un herida de bala en el pecho, que posteriormente le ocasionó la muerte. El disparo fue efectuado con su pistola reglamentaria y el resto de los datos, forman parte de un misterio, aún sin resolver. El episodio, denunciado en su momento como un suicidio, es parte de una cuestionada investigación en la que los padres de la víctima sostienen que se habría tratado de un asesinato y apuntan a una relación sentimental que su hija sostenía con un suboficial, que se desempeñaba como jefe de calle de esa seccional.
Han transcurrido dos meses desde el hecho y la causa judicial, aún caratulada como “averiguación de causales de muerte”, se ha nutrido de declaraciones signadas por las contradicciones, pruebas y pericias que arrojan un primer resultado alejado de la posibilidad de que la chica se haya quitado la vida y una gran cantidad de interrogantes, que no se han podido develar.

El caso fue “silenciado” por las autoridades de la Policía bonaerense y ante la falta de respuestas, los padres de la joven han decidido hacerlo público, ante el “riesgo latente” de un tránsito hacia la impunidad, al considerar que “pese a los dichos poco claros de los testigos, la fiscalía a cargo de la investigación ha mostrado una intención de pretender cerrar el expediente como lo indica la “historia oficial” del suicidio”.

Dudas en testimonios
Frente a la conmoción de la noticia, los familiares de la agente Falcón se dirigieron al Hospital Evita de Lanús, a la que había sido trasladada. “Los médicos dijeron que había ingresado sin vida, cerca de las 23, mientras todos los policías que estaban en la comisaría al momento del hecho declararon que todo ocurrió a las 22.55, en testimonios efectuados en forma mecánica y que no coinciden en lo más mínimo -puntualizaron- con la historia que armaron para montar una trama de encubrimiento”.

De acuerdo a lo indicado por los padres de la víctima, los policías Meza, Gómez, Brizuela, Villanueva y el comisario Pini, manifestaron que Ana llegó y se encerró en el gabinete de oficiales del primer piso de la seccional, donde se cambiaban antes de entrar en servicio. Además, agregaron que se escuchó una detonación y un posterior grito, entonces subieron y dijeron haber encontrado la puerta cerrada. Cuando lograron ingresar, la hallaron tirada sobre la cama y el arma en el piso, a más de un metro de distancia.

La causa recayó en la Unidad Funcional de Instrucción Nº 1 de Lomas de Zamora, que tras recepcionar el resultado de la autopsia y los peritajes balísticos, citó a declarar a los efectivos que estaban, en ese momento, en la comisaría de Villa Diamante, y a los médicos de la guardia del Hospital Evita de Lanús. “Nosotros nos presentamos y dejamos en claro, que no se trató de un suicidio, que alguien intervino y la mató”, enfatizaron Liliana Carrera y José Falcón, en diálogo con este diario.

“Ante la fiscal María Laura Carballal, se presentó, en forma espontánea, el subteniente Mariano Bohn, ante las sospechas que pesan sobre él, por la relación que tenía con nuestra hija y su coartada de que él no estaba esa noche en la comisaría. Sus explicaciones no fueron convincentes, sin embargo, nadie se encarga de profundizar la investigación por ese lado y hay una clara pretensión de cerrar todo por el lado del suicidio”, agregaron.

Para los padres de Ana María Falcón, a partir de “no tener ningún motivo para quitarse la vida, esto representa un crimen, que se quiere encubrir. La actitud de la Policía bonaerense, actuando de modo corporativo, genera más dudas de las que ya tenemos y sí nosotros, como familiares de la víctima, planteamos sospechas con fundamentos, entendemos que como mínimo merecemos una respuesta concreta por parte los funcionarios judiciales”.

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