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El Ministerio de Seguridad ofrece dinero para ver si puede resolver un crimen

Se trata del asesinato de Horacio Alberto Rodríguez, un joven de 20 años, al que mataron en 2001, en Remedios de Escalada, partido de Lanús. Y esta nueva instancia llega porque durante el juicio que terminó con las absoluciones surgieron nuevas líneas de investigación y porque el Centro de Protección de los Derechos de la Víctima y la abuela del joven insistieron tanto que, como primer medida, lograron que se ofrezcan hasta 70.000 pesos por algún dato, según informó el diario porteño Clarín.
De todas formas y aunque tanto el fiscal de Instrucción como el de juicio oral estaban convencidos de que los dos sospechosos tuvieron que ver con el asesinato, esos hombres no podrán ser juzgados nuevamente por el asesinato.
“Quiero pensar que hay una luz de esperanza, que puede aparecer alguien que al menos diga quién era el tercer implicado en la muerte de Alberto. No me quiero ir de este mundo sin saber que el asesino de mi nieto está pagando en la cárcel. Y que este caso sirva para demostrar que es fundamental trabajar bien enseguida, cuando se comete el crimen, porque luego las pruebas se desvanecen y pasa esto, que un nuevo caso pueda quedar impune ”, dijo Nilda Cejas, la abuela de la víctima y quien lo crió.
Horacio iba a cumplir la mayoría de edad un mes después de su asesinato. Era empleado de una fábrica de golosinas de La Paternal y tenía un hijo de siete meses con su pareja con la que no convivía. Justamente esa chica, Natalia Acuña, fue la principal testigo de esa madrugada trágica del 5 de junio de 2001 cuando Horacio murió.
Todo ocurrió en una panchería de Hipólito Yrigoyen y José Ingenieros. Natalia trabajaba allí desde hacía dos meses y esa noche Horacio había ido a acompañarla.

Según su relato, dos hombres entraron al negocio como clientes y le hicieron un pedido. Pero de repente uno saltó el mostrador con una pistola en la mano. No está claro qué sucedió, pero lo cierto es que el ladrón disparó un tiro que le pegó a Horacio en el cuello.

Fue un balazo de un arma 9 milímetros y a unos 50 centímetros de distancia.

Los delincuentes escaparon enseguida con un tercer cómplice en un Volkswagen Gol.

“A Horacio lo vieron morir desangrado. Nadie llamó enseguida a la ambulancia o a la Policía que está a 400 metros del lugar. Nosotros nos enteramos lo que había pasado casi tres horas más tarde. Y yo estaba a diez cuadras y nadie me llamó . Todo me pareció raro, más sabiendo que la familia de Natalia vivía al lado de la panchería».

Poco después cayó uno de los sospechosos mientras cometía otro robo y así la Justicia dio con su presunto cómplice. A la hora de reconocerlos en rueda, la novia de Horacio dudó . Y otro testigo principal (un gomero chileno, a quien también habían intentado asaltar esa noche y tenía identificado el auto en que se movían los asesinos), se fue a su país y no quiso atestiguar “por miedo”. De hecho el hombre nunca más volvió a la Argentina.

A pesar de eso, la causa fue elevada a juicio oral y público con los dos sospechosos como acusados. En 2009 se hizo el juicio en los Tribunales de Lomas de Zamora. Pero la sentencia fue absolutoria. El fiscal había pedido condenas de entre 12 y 15 años de cárcel pero el Tribunal Oral 5 dijo que no había pruebas suficientes para condenar. El fiscal Alejandro Schell no recurrió la sentencia por considerar que se había quedado sin argumentos y la familia no era particular damnificada .

Rosa García, de AVISE, asociación que también asistió a la familia, aseguró: “La abuela del muchacho peleó hasta último momento pero no alcanzaron las pruebas y los imputados quedaron libres”.

De todas formas se logró abrir una nueva investigación y como primer medida se pidió la recompensa y la familia se presentó como particular damnificado.

“Durante el juicio, hubo testigos que apuntaron a otras líneas de investigación, dieron nombres, plantearon sospechas, confusiones y todo llevó al tribunal a ordenar una nueva investigación que puede abrir otra esperanza. La recompensa además puede animar a alguien a hablar . El tiempo que pasó, la mala instrucción de la causa y la falta de abogados patrocinantes para la víctima, jugaron en contra de la búsqueda de justicia”, le dijo a Clarín Dora Gutiérrez, del Centro de Protección de los Derechos de la Víctima de la Provincia.
 
 

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