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Confesiones del «hincha» de Lanús deportado de Sudáfrica

El diario porteño «Perfil» publicó ayer una entrevista con Mariano Gastón González, uno de los tres «hinchas» de Lanús que fuera deportado por las autoridades sudafricanas por ser considerado «Barrabrava». En la nota, González reconoce ser el «referente de la hinchada de Lanús» pero niega haber participado en hechos de violencia en estadios de fútbol.

A continuación, transcribimos la entrevista publicada por Perfil.com

“La AFA y el Gobierno quisieron limpiar su imagen con nosotros. Hay muchos a los que no les conviene que se termine la violencia en el fútbol. En Sudáfrica hay ex integrantes de ‘La 12’(la barra brava de Boca), hinchas de Estudiantes presuntamente involucrados en el asesinato de un policía, otros relacionados con el homicidio de un simpatizante de Tigre. Pero a ellos sí los dejan ver el Mundial”.

La queja corresponde a Mariano Gastón González, un integrante de la barra de Lanús de 25 años, con una hija de seis, sin antecedentes penales, que trabaja en una mensajería y fue deportado de Sudáfrica.

En una entrevista con el diario Perfil, González recuerda las penurias sufridas en Johannesburgo, durante las escasas 24 horas que tardaron las autoridades sudafricanas en echarlos del país junto con otros miembros de Hinchadas Unidas Argentinas. Cuenta que apenas bajaron del avión, las autoridades les pidieron los pasaportes y los separaron del resto del pasaje para llevarlos más tarde a un cuartito ínfimo donde recibieron gases y fueron golpeados.
“Me dieron tal patada en la cara que me fui contra un vidrio y lo rompí; a un chico que sufre asma lo llevaron a una enfermería cuando se dieron cuenta de que se estaba ahogando por los gases”, dice.

González, que por intermedio de su abogado Rodrigo González presentó un recurso para poder regresar a Sudáfrica, denuncia que los mantuvieron en ese mismo sitio sin comida ni bebida, sin posibilidad de bañarse, sin traductor ni asistencia diplomática. “Encima, cuando volví a la Argentina, en la tele vi al cónsul que decía que ellos no iban a poner la cara por un grupo de barrabravas identificados”.
González niega esa calificación: “Soy un referente de la hinchada de Lanús, voy a todos los partidos de local con mi hija. Siempre. Me gustaría que preguntaran ahí si soy violento, si me peleo, si alguien tiene quejas sobre mí. Al contrario, hasta hacemos cordones en la cancha para que no haya roces entre la gente y la Policía cuando tenemos que esperar que salgan los visitantes”.
Cuestión de dinero. Acerca de cómo hizo para costearse los gastos para afrontar semejante expedición, cuenta que lo hizo con el “sudor” de su frente. “Lo junté con el sudor de mi frente más unos pesos que les pedí a algunos amigos”, replica cuando se le señala lo sorprendente que resulta el hecho de que trabajando en una mensajería haya logrado reunir el dinero necesario para viajar a Sudáfrica.
“Hicimos cenas, rifas y campeonatos de fútbol para reunir la plata, nadie nos prometió ni nos regaló nada”. Asegura que tenía 350 dólares en el bolso de mano que llevó a Johannesburgo “y tres mil más en mi equipaje que, como el de todos los que fuimos deportados, jamás apareció”.

González lamenta lo que a su juicio constituye un gran error: atribuirles a los integrantes de HUA conductas que en realidad corresponden a la llamada “barra oficial” de la Selección.
“Nosotros no apretamos, no amenazamos, no merodeamos alrededor del hotel de los dirigentes de Asociación del Fútbol Argentino en Sudáfrica pidiendo entradas, nosotros las íbamos a comprar; es más, los chicos nuestros que están allá ya las compraron, pagándolas, por supuesto”.
Además, desmiente categóricamente que durante su vuelo haya habido inconveniente alguno. “No tomamos alcohol, no golpeamos las ventanillas, no gritamos. Estábamos de acuerdo en respetar a los que viajaban con nosotros y por otra parte, sabíamos que nos iban a mirar con cien ojos. Nos cuidamos muchísimo de no hacer nada que pudiera perjudicar al proyecto”.

Sobre las caretas de Néstor y Cristina que utilizaron antes de embarcar rumbo a Sudáfrica, confiesa que cometieron un error. “Queríamos demostrar que todo iba a ser una fiesta, que estábamos felices. No sé quién las llevó pero no eran las únicas que teníamos. Había otras máscaras de payasos, de las Chicas Superpoderosas. Viendo la que se armó por eso, creo que nos equivocamos de caretas”.

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