Bajo el lema «Educar para
De acuerdo al coordinador de ese colectivo, Eduardo Marello, la jornada incluyó charlas sobre las distintas visiones con que se alfabetizó «a lo largo de estos 200 años de historia latinoamericana», comentó Marello; es decir que no se enfrascaron sólo en Argentina.
De esta manera se buscó «recrear distintos grupos bajo la perspectiva de las enseñanzas que dejó (el pedagogo brasileño) Paulo Freire» y de las de otros autores latinoamericanos que entendieron a la enseñanza popular como una alternativa a la «enseñanza formal».
Es que, según Marello, la forma de alfabetizar que concibe la educación formal responde a una concepción «bancaria» de la educación, en la que «el chico es una alcancía» a la que «se le depositan cosas como en un banco».
El foro cree todo lo contrario. «La educación es un acto político», definió, puesto que «la educación tiene que ser educación liberadora» tal como Freire lo sostuvo: «Todo el mundo sabe algo y ese algo lo puede proponer en comunidad con el otro (para) entre ambos construir conocimiento».
A la hora de evaluar los cambios en la enseñanza a lo largo de los 200 años de historia argentina, Marello criticó que «la educación formal sigue siendo tal cual que a fines del siglo XIX».
«Mucho no hemos cambiado porque la educación actual es parte del proyecto que nació con
No obstante, concedió que «hay algunos esbozos de cambios», pero no inscriptos dentro de una «propuesta política de cambio general», y planteó la diferencia con la mirada del espacio al que pertenece: «Las problemáticas que trata la educación popular tienen que ver con la pobreza y con la situación económica, aunque no está dirigida solamente a los pobres, sino al conjunto de la población».
La jornada contó con el apoyo del Instituto de Emprendimientos y Análisis (IDEA), y su directora, Vanina Castro, manifestó que la importancia de la formación y la capacitación radica en «la posibilidad de encontrar un nuevo camino, una nueva forma de pensar» y rechazó la postura que concibe a la enseñanza como una mera forma de deposición de conocimiento, en la que el docente incorpora al alumno determinados contenidos «sin la articulación y la exposición de lo que (el estudiante) también piensa», como una crítica constructiva. «El tema es desaprender lo aprendido», concluyó.