El titular de Oficina Urbana (OU) es Eduardo Converti, ex presidente de Corporación Puerto Madero donde la elite empresarial -como en el exterminio de los aborígenes- se hizo de las tierras, esta vez fueron las de la ribera del Puerto de Buenos Aires. Ahora es noticia que la construcción de palacetes (aún semi vacíos), además de hacerse con salarios insuficientes y precariedad laboral, no tuvo como objetivo la venta y se robustece la sospecha que fueron un vehículo para el lavado de dinero.
Oficina Urbana (Eduardo Converti y Fabio De Marco) participó en:
1) Paseo de la Costa en Neuquén: 20 Km. de costas y 600 has públicas y privadas; “la urbanización permitió que pase de u$s 5.000 a u$s 600.000 la ha.” (ReporteInmobiliario.com 14/5/07)
2) Rosario: en 50 Has “el progreso” parió un hotel 5 estrellas, un centro de convenciones, un casino y un ¡club marino! Instalaron Coto y entregaron por chaucha y palito a la Bolsa de Comercio de Santa Fe los mejores terrenos.
3) La Matanza: en 120 has, en sociedad con el Grupo San José (Auchan), construyeron con criterio especulativo y sin ninguna preocupación urbanística social.
5) Ezeiza: en 700 has de la “Estancia La Morena” el proyecto requiere una inversión total de alrededor de u$s 1500 millones entre infraestructura y residencias. Un dato del target a quien está dirigido es una cancha de golf que ocupará 60 has y un centro de convenciones y hotelería. Aquí la especulación ya hizo su agosto los terrenos pasaron de u$s 2 el m2 a u$s 6.
Otra patada al hígado a trabajadores y vecinos es que la Municipalidad de Ezeiza y la PBA ya se han puesto a disposición de abordar las Obras públicas (rutas, calles, agua potable, gas, cloacas, etc), necesarias para facilitar la vida de los poderosos en esos barrios cerrados y abiertos de súper lujo. Esta genuflexión obscena del funcionariado soluciona los problemas de quienes tienen “el vento” para resolverlos y se niega a emprender obras públicas en los barrios periféricos y abordar un Plan de viviendas populares, que mitigue el déficit habitacional de las grandes mayorías empobrecidas. Muestra cabal de los intereses que defienden.
Los urbanistas apelan al “bien común” pero entre el discurso y las obras del Estado que debe velar para lograrlo, hay un abismo de violaciones a las leyes y los recursos del Estado van en flecha al sector “forrado en guita”. Esto impone el imperativo popular de una planificación territorial en otros términos, ya que la política habitacional capitalista pretende mostrarnos que el proceso seguido nos lleva a la “ciudad perfecta”.
En 2004, del Plan de 120.000 viviendas que iban a entregarse en 1 año, se terminó el 49%. En 2005, se prometieron otras 300 mil y se entregaron el 1.13%. Ese año se anunció para PBA la construcción de 92.500 viviendas. No se entregó ninguna.
Por el Subprograma de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios, del Programa Federal de Mejoramiento de Viviendas, en Lanús se prometieron 38 obras. No hay ninguna en ejecución.
¿Qué significa progreso y desarrollo si estas demandas no llegan a sectores en riesgo y la brecha que separa al estrato alto de los bajos es abismal?
El crecimiento a “tasas chinas” en Argentina entre el 2002/2008, acentuó la división de las ciudades en dos zonas, la pobre y la opulenta. ¿No es acaso este paisaje el que priva en Lanús? El proceso al que son sometidos la mayoría de los habitantes de Lanús -sin agua, gas, luz ni infraestructura pública- ¿habilita al intendente y a los bloques de concejales a volver a la especulación inmobiliaria?
En Lanús hay una política compartida y dirigida a: agudizar la segregación social del espacio urbano; aumentar las disparidades en el acceso a los servicios esenciales; un mayor deterioro de la vivienda popular y más contaminación ambiental. Todo es una expresión de inseguridad urbana planificada, todo indica dos ciudades: la de la riqueza o bienestar de los acomodados y la de la pobreza o malestar, formada por villas y barrios abandonados por el Estado.
La conformación de “Emprendimientos Lanús Sociedad Anónima” debe ser rechazada por sus características parasitarias, de creación de lucro, especulación y contrarias al “bienestar de las mayorías”. Las organizaciones populares deberán organizar sus reclamos y plan de lucha, su propia salida al déficit habitacional y brutalizacion al que los condena el capital.