Hasta el 31 de enero, la Universidad brinda jornadas gratuitas de deportes, ajedrez, talleres de iniciación de oficios y actividades culturales a chicos de instituciones barriales de Lanús, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
A pesar de la crisis presupuestaria que atraviesan las universidades públicas en general y a la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) en particular, y como cada año desde 2000, enero en UNLa está dedicado a los chicos y chicas, con su Programa de Verano “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”, una iniciativa socioeducativa, recreativa, deportiva y cultural inédita tiene como objetivo promover la integración a la educación.
Esta 26ª edición del Programa de Verano se está llevando a cabo desde el 6 hasta el 31 de enero, con la participación de cientos de niños y niñas provenientes de 10 instituciones barriales del partido de Lanús. Al finalizar el mes, se celebrará un cierre especial con la visita de los Reyes Magos, quienes entregarán regalos a todos los participantes.
El Programa de Verano es mucho más que una colonia de vacaciones. Las más de 30 hectáreas de la UNLa se convierten en un espacio de aprendizaje a cielo abierto para chicos y chicas de 5 a 12 años, que de lunes a viernes de 13.30 a 17.30, disfrutan del campus de la Universidad, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
En ese marco, la Universidad les brinda jornadas gratuitas de deportes, talleres de oficios y actividades culturales a nenes y nenas que asisten a comedores comunitarios, merenderos y centros comunitarios de Lanús.
Un equipo compuesto por profesores de educación física y ayudantes contratados específicamente para este programa se encarga de coordinar las actividades, organizándolos por grupos etarios.
Cada día, participan en tres talleres dictados por profesores y especialistas en diversas áreas: desde deportes como taekwondo y ajedrez, hasta actividades musicales, plásticas y de percusión. También hay talleres de iniciación en oficios como jardinería, carpintería, plomería y mecánica, así como actividades de iniciación deportiva.
Al llegar a la universidad, todos reciben un almuerzo reforzado, y antes de regresar a sus hogares, se les ofrece una merienda. Mientras tanto, los referentes de los comedores y merenderos que los acompañan también tienen la oportunidad de participar en actividades especialmente diseñadas para ellos, como proyecciones de cine.
Actividades especiales
En día y horario a determinar de acuerdo a las condiciones climáticas (tiene que haber cierto viento y no llover), los chicos participan de una barrileateada. Cada uno remonta un barrilete en el enorme campus de la UNLa, participando así de un espectáculo lúdico y visual muy atractivo.
Al final de la jornada, a modo de regalo, se llevan los barriletes a sus casas, con el nombre de cada uno escrito por ellos mismos sobre la tela.
También está prevista la realización de una carrera de aventura que recorrerá distintos sectores del campus de la Universidad y olimpiadas recreativas y deportivas.
A su vez, como todos los años, se realizará un torneo interno de ajedrez con su correspondiente entrega de premios.
Por otra parte –y tal como sucedió en ediciones anteriores-, se armó un “roperito comunitario” con prendas donadas en su mayoría por allegados a la universidad (personal docente y trabajadores no docentes). Allí se acumula una importante cantidad para entregar a los chicos que requieran recambio de calzado e indumentaria. El excedente se distribuye entre las instituciones barriales participantes, fomentando un lazo de solidaridad y apoyo a las com