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Lanús y el año que arañó la cima continental

La película tiene un final agridulce. Los jugadores de Gremio levantaron la Copa Libertadores en territorio granate y es difícil para los hinchas de Lanús contener las lágrimas de bronca por haberse sentido tan cerca de la cima continental. Es la bronca por no poder repetir el festejo de eliminar a dos grandes de la Argentina con un brasileño. Sin embargo, mirando para atrás y para adelante, el pecho se puede hinchar de orgullo.

El 2017 se inició otra alegría. Allá por febrero, Lanús ganaba la Supercopa Argentina en el Estadio Único de La Plata. Con tres goles en sólo 18 minutos -casi en un adelanto de lo que sucedería meses más tarde- el conjunto de Jorge Almirón derrotaba a River. Así otro grande caía a sus pies, tal como lo habían hecho San Lorenzo y Racing.

Sin embargo, la mirada estaba puesta en la máxima competición continental. El desempeño en la fase de grupos invitaba a soñar: Finaliza primero y se clasifica a octavos de final, obteniendo trece puntos en seis partidos. Fue el segundo mejor equipo entre los dieciséis clasificados, solo detrás de Atlético Mineiro.

En los octavos de final se enfrenta a The Strongest, igualando 1-1 en la altura de La Paz y venciendo 1-0 en su estadio, consiguiendo un resultado global de 2-1.

En cuartos de final elimina en la definición por penales a San Lorenzo de Almagro tras caer como visitante 0-2 y lograr una remontada 2-0 en La Fortaleza.

Los partidos de semifinales serán recordados por siempre. Lanús enfrentó a River Plate, perdiendo el partido de ida en el Monumental por 1-0. En la vuelta River se pone en ventaja 2-0 en el primer tiempo, obteniendo un resultado global de 3-0 y obligando a Lanús a convertir cuatro goles para lograr la clasificación. Antes del cierre de la primera etapa, dos acciones cambiarán el destino del encuentro, un penal no cobrado en favor de River y el descuento de Lanús. A pocos segundos de iniciado el segundo tiempo, Sand se encargó de sentenciar el empate. Luego llegó el tercero de Acosta y la azaña, digna del Barcelona, estaba a la vuelta de la esquina. Y la consumación del milagro llegó con polémica. El árbitro colombiano, Wilmar Roldán, que no había cobrado el penal para River cuando el partido estaba 2-0, esta vez ignoró una falta de Montiel a Pasquini pero luego aceptó recurrir al VAR para ver lo que había sucedido. Basado en la asistencia técnica, cobró el penal que Silva transformó en gol y en la clasificación a la ansiada final del torneo más importante del continente.

Lanús estaba en la final, y en el partido de ida, disputado en Porto Alegre, dominó aunque sin lograr concretar un gol. Sobre el final del partido, Grêmio consigue el gol de la ventaja. En la vuelta, ante una multitud granate, el equipo brasileño consigue dominar el juego y se vale de los nervios del plantel granate para quedarse con la copa.

Lanús y sus hinchas no olvidarán el color y el dolor de esas últimas jornadas, pero llevarán consigo el orgullo de haberse metido entre los grandes del continente y de tener la intención de quedarse para siempre en ese lugar.



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